A dobles palmas y diez lanzas retengo el calor de tus pechos
Compelidos sin pudores ni medidas entre mis trémulos brazos
Andamios cruzados en defensa desde tus espaldas palidecidas
De sustos y recatos cual doncella cobrada de seco invernadero
Caviar en esturiones de Persia, macerado en olivos para dioses
Lamo sal de tus bordes, cabellos, y húmedos olores orgánicos
Destrozo el cabestro de tus conminados apuros y edictos reales
Nos consumirá la madrugada en hogueras de Santos Oficios
Sin miedos sigo los demonios de mis conjugados impulsos
Seguros, tras la conquista de tus mojados y viscosos espasmos
No hay comentarios:
Publicar un comentario