Cada letra de tus nombres hace surcos
Eternos contra la piel de los recuerdos
Percibo el este impulso indecible atado
Alma y cuerpo, indisoluble junto al amor
Atesoro tu existencia misma, tus luces
Tus instantes, marcas y reflejos de agua
Quiero ser el río de tus pensamientos
Materia espiritual de tus imágenes
A foco imaginado de tus ojos abiertos
En los sueños con rosales infantiles
O deshojados pétaslos adoloscentes.
Me gusta pensar que existimos
Siento la pureza armónica de tu aliento
Calor cierto de tu arrullo candoroso
Rumor de paz llevo en tu eternidad.
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