Así que luego de una más o menos usual conversación aceptamos subir al pobre motel de más precario que lujoso ubicado por los alrededores laterales del area del mercado de la Av. Mella. Yo iba más o menos como por satisfacer mas bien sus muestras de afectos y deseos de respuestas de mi parte, Ella vestida a su peor estilo pentecostal, sin brillos ni juegos expresivos, faldón negro muy opaco , de abundantes tachones sin filos, amplios, de indefinido planchado y romos dobleces, blusa de largas y sobrada tela sin fondo definido, de ramos y marcados colores verdes, negros rojos sin formas muy expresas, abrochada en el cuello, Libre de expresión, pobre de palabras, -conocía bien sus pobres virtudes amatorias así como sus escasas gracias íntimas aun la nobleza de su privilegiado rostro como sus entornos sociales, entramos en mi camioneta por un espacio que lucía ocupado por otros oficios y movimientos, desordenado, con maderos y restos de metales, como dejados allí sin definiciones claras de sus utilidades. El suelo de concreto muy mugroso de restos de sucio pardo oscuro, entre húmedos indefinidos, un poco menos estaban así los escalones que nos condujeron hasta el segundo nivel, allí nos ofrecieron una silla para que ella se sentara mientras esperábamos que no hicieran pasar a una habitación que se estaría preparando a partir de nuestra llegada. Luego de un par de minutos me disculpé para bajar y cumplir en un breve momento con colocar la camioneta un poco más segura en una calle lateral, así aproveché para pedirle a un obrero-mecánico callejero que me ajustara alguna pieza (bomba hidráulica) que llevaba en la cama la camioneta. Dio muestras de no entender bien lo que debía hacer así que tome la llave ajustable que manipulaba para hacelo yo mismo, cuando se acercó uno que sería el experto, pero me desesperaba y le di las gracias mientras le pedía que lo dejara, que yo volvería, ya que no podía esperar más, cuando ya entraría a la camioneta, pude notar que la parte trasera de un camión descansaba sin dañarla, ligeramente sobre la esquina de la cama de mi camioneta. Molesto, simplemente moví la camioneta, empujando a mano, un poco hacia delante, sin embargo ello provocó que depronto tocó el caldero hirviente colocado en la calle en un anafe de aro de automóvil, donde se cocían unos chicharrones y dentro caía mi nieta vestida con un bien definido vestido de color rosado, así quedaba cubierta hasta medio cuerpo mientras gritaba al máximo y yo saltaba a sacarla y cargarla en mis brazos empapada de aceite hirviente, entonces me despierto, abrumado de culpas insoportables, asustado y desesperado, convencido, ya, sin embargo, de que todo ha sido un sueño pero aun acosado por la culposa ansiedad de que me esperan la solución del problema mecánico de la bomba así como la persona que quedaba esperándome en el motelucho. Estoy aun respirando o asesando profusamente como urgido ante la emergencia. Entonces decido sentarme a escribir lo que alcanzo a recordar, antes de olvidarlo todo como suele ocurrirme cuando pretendo retener un sueño que luego me propondría conservar y rememorar. Ahora mismo me siento dichoso por haber atinado a tiempo para plasmar esto en letras recuperables. No me gustan estas sumas asfixiantes de eventos oníricos. Se perfectamente habría sido originada en la obstrucción de sangre oxigenada provocada por el peso de mi cabeza al descansar sobre mi mi mano mientras dormía Por fin logro transmitir uno !
No hay comentarios:
Publicar un comentario