viernes, 15 de enero de 2021

SIGNOS DE LA VIDA, SIGNOS DEL ESTADO Y SIGNOS HUMANOS

 La sociedad norteamericana o estadounidense, es reconocida mundialmente, entre muchos otros signos trascendentes y diferenciadores, por haberse dado un Estado Democrático, distintos de los orígines históricos, raciales, políticos y sociales en general, resultado de acuerdos, poderosas y sangrientas luchas internas, truculencias colonizadoras y todas las clases de arreglos y desarreglos imaginables, tras los que, finalmente lograron concuir convirtiéndose en el más poderoso Estado político formal de la sociedad humana mundial organizada, adoptando con firmeza inigualada los signos pétreos de los acuerdos convencionados, con orgullo de  fiera materna. 

La firmeza de esos signos les han valido para exhibirlos, han sido defendidos y mil veces impuestos por las buenas y por las malas bajo la gravedad de las poderosas influencias que logra imprimir la densidad masiva de su casi incorrumpible estructura armada sobre andamios económicos y militares que le permite el sistema de acumulación de fuerzas de un capitalismo que cubre y santifica el grueso de sus valores sociales heredados y refinados desde sus orígenes principalmente anglosajones  y europeos occidentales. 

Cada vez que algún movimiento interno o externo ha pretendido siquiera amagar contra esos poderosos signos inconmovibles de esa sociedad, expresados en los vivos documentos de su convencionada Constitución del Estado, las garras de la fiereza original son blandidas sin reparos. En estos presentes días, una extraña causa interna ha pasado a estremecer el brillo espejado de esa poderosa estructura. 

Las reacciones no han de ser de menor simbolismo. El actual mandatario presindencial, Donal Trump, amparado en una interpretación de la Constitución convencionada que rige el proceso de renovación periódica del personal escogido para resguardar esos signos del consagrado poder de esa inexcrutable organización interna constituida como Estados Unidos de América, aparenta haber deslucido  esos signos. 

Pienso que esa aparente osadía será castigada seriamente. Ese Estado, que brilla como signo mundial de un pensamiento, un sistema, un poder social, no ha de pasar por alto ese aparente escarnio contra sus simbolos sagrados. Las sociedades, como todas las marcas humanas, evolucionan, luchan, viven y conviven como signos filosóficos. 

Asi es la vida que signa la raza humana. Asi es como Estados Unidos de América no pasa por alto ningún acto que haga deslucir sus signos. Creo que conoceremos en pocos días anuncios claros de reparación que esa fiera no dejará para luego.

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