Los desarrollos cognitivos que han de verificarse como resultado de los adelantos dialécticos y dialogales, referidos a la organización política de los conjuntos sociales, lo cierto, bien cierto, es, que los resultados que favorecen la acumulación de los poderes desarrollados, expresados en incrementos de valores competitivos, impulsados, estimulados, por los instintos naturales de superación individual y grupal, irrefutada esencia natural de la superación evolucionista, validada como ensayo de "prueba y error" en la naturaleza de las luchas por alcanzar los perfeccionismos demandados en los procesos regulares, biológicos, tienden a generar sociedades humanas cada vez más aptas, colectivamente más avanzadas, mejor adaptadas socialmente, de tal modo que podemos intuir una tendencia natural a que se generen sociedades inclinadas a emparejar su adaptabillidad.
Estos emparejamientos naturales, sin embargo, habrán de pasar por largos períodos de ajustes y reajustes político-sociales, en los que se han de superar tanto, entre sí, las mismas clases sociales, tal que, esos ajustes han de transformar los valores representativos de poderes como los simbolizados en acumulaciones como saberes individuales, monedas y demás signos diferenciables de la inteligencia humana.
Explosiones expansivas, cataclísmicas de reacomodaciones internas habrán de caracterizar los signos de nuevas sociedades allanadas como mesetas de iconmensurables crecimientos, resultados de inteligencias tan evolucionadas como los concebibles idealismos adámicos.
La sociedad de capitalismo acumulador de poderes representados y medidos capacidades rendidas como capacidades de la inteligencia biológica, ha de constituirse en el nuevo paradigma de sociedad humana redivinizada, perfeccionada e ilimitada, surgida contra los conflictos cogninivos, propios de las incongruencias contra-lógicas de la sobrenaturalidad.
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