miércoles, 29 de noviembre de 2023

DIOS, DIOSES, PERFECCIÓN Y CONOCIMIENTO

 

El pensador profundo, de ideas densificadas, condensadas al calor de reflexiones meditadas y moderadas, tiende a descubrir que la naturaleza biológica que dio con la aparición del ser humano como objeto desarrollado a partir de las incidencias naturales de la materia, tienden a organizarse en función de desarrollar metas y transformaciones instintivas, cuasi espontáneas, dirigidas, aparentemente, a procurar los que la inteligencia humana denomina, en lengua española, como perfeccionismo. 

Esa inclinación o búsqueda constante, de un equilibrio materialmente dinámico, se mueve como la espectacular variable universal, natural, denominada por la ciencia física como "Entropía", siempre creciente en  sentido netamente  positivo. 

Tal tendencia o inclinación, prevé, ese direccionamiento positivo considerado hasta ahora como ley natural, universal del movimiento de esa flecha o vector. Existen, sin embargo, varias interpretaciones históricamente concebidas, pero siempre trasladándose, de modo expansivo, positivamente. 

Así es como, pensadores materialista, idealistas, pragmatistas, diosistas, ateístas, marxistas, Epicuranos, Nitzchenianos, Kantianos, etc., todos se inclinan reverencialmente sumidos ante la búsqueda de los crecimientos, materiales, lo unos, o espirituales, los otros. 

Unos llaman Dios, o dioses,  las búsquedas de eso progresos naturales, lo mismo que los materialistas lo denominan metas naturales. Friederick Nietszche resume su pensamiento en su noble aspiración en una   búsqueda de un idealizado "superhombre". Esas metas, aspiraciones como sueños que el homo sapiens cree hallar en todas las manifestaciones naturales del Universo o Cosmos, en todas las manifestaciones de cualquier modo de vida u organización material. 

Sigue siendo un misterioso incógnito para la inteligencia humana, incapaz de definir mínimamente razón o motivación alguna que de una explicación ni siquiera a  su existencia misma, menos a este mismo íntimo, sublime, afán por el conocimiento, por su propia intimidad material, que las inteligencias más felices y satisfechas hallan sin buscar al crear sus asumidas divinidades, como cierre imaginado, como cremallera textil de sus últimas inquietudes, sin más averiguaciones sin más impías profanaciones que la de una mal pronunciada o deserticulada frase o palabra impropia de niñas o divinidades. 

Felices dueños de los feraces prados de la tranquilidad eterna, aquellos que no agotan los aires de sus respiros ni se desocan tratando de hallar donde Dios parece no haber dejado claves para su conocimiento.




















. Cada pensador, guerrero, místico, revolucionario, etc....concluye sus magnas búsquedas, santas, sacrificada, alegres, artísticas, científicas, etc...siempre tras ese afanoso sacrificio en lucha por alcanzar un esa indefinida lucha por alcanzanzar esos perfeccionsimos, denominado, en conjunto, como  perfeccionismo.

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