La Reproducción biológica es uno de esos atributos validados por la inteligencia material como artificio dinámico convidado a mantener la entente existencial como razón y motivación aparentemente ilimitada.
Los instintos impulsivos que conducen en sentido de los procesos evolucionistas, dirigen sus esfuerzos a mantener y sustentar la continuidad de la vida. Para ello, para que de ese modo funcione y tienda a eternizarse, se hace imprescindible que el impulso sexual, es decir, el impuso que sustenta la continuidad del proceso reproductor, se exprese fuertemente, de tal modo que permanezca y sobreviva como prioridad impostergable, inaplazable, sobre cualquier otro requerimiento, pues se trata de esa misma prioridad que implica la misma supervivencia de esa complejísima evolución de la materia. Es este impulso mecanicista el que obliga esa relación de equilibrio, bioquímico, dinámico, interpretado como biología de la reproducción natural de la vida. Es una expresión material fundada en las propiedades permanentes de la existencia del universo y su materialidad.
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