Seamos consumados creyentes míticos o contrapuestos convencidos y cerrados materialistas, lo cierto, ciertísimo es, que tras los procesos ocurridos, tanto desde las visiones místicas y los mitos que las acompañan y las han acompañado, históricamente, como también puede afirmarse de las verdades y paradigmas científicos, sociales, materialmente perfeccionados al tenor de nuestros intereses humanos, biológicos y materialmente lógicos, nuestras sociedades, siempre han sido y siguendo el fruto ajustado a las razones naturales ordenadas por procesos biológicos, naturaleza fisica, impulsos naturales desconocidos, inciertos, tan racionales o tan irracionales como las lógicas numéricas y sus inciertos. El perfeccionismo humano, de verificarse, rompería con un uno de los impulsos naturales que dominan la evolución biológica, su termodinámica, su espiritualidad natural o su lógica material. La proverbial inteligencia reconocida tanto como su capacidad oratoria, comunicacional, nos induce a pensar que la exposición de ese discurso no es más que una manifestación de esa astucia cargada de demagogias, camuflages propios de su experimentado dominio para manejar la obediencia y voluntad de la sociedad que lo sigue, así como la de dominar el pulso de quienes se le opondrían. Cierto es que muchas de sus afirmaciones, perogrulladas netas, no pueden ser refutadas, rebatidas, lo cierto es que nada de novedosas aportan en lo expresado sino solo una elegante forma de decir, atraer ablandar a partir de sus amenazas militarizadas, respaldadas por esa retaguardia mediática, imperial y exhibicionada como respaldo dictatorial. Sin dudas, genial, inteligente y claramente un lacayo narcisista que supo somatizar sus estrategias personales dominantes, controversialmente humano, cristiana y socialmente pernicioso.
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