miércoles, 22 de enero de 2025

LA GUERRA ES LA GUERRA, XXV

 

LA GUERRA es una expresión de competencia, una medida, uno más entre todos los argumentos diseñados como recursos acudidos desde los reinos de la naturaleza y su materia, dedidos a evolucionar hacia el desarrollo de comportamientos que entre los humanos concebimos como perfeccionamientos, avances beneficiosos, búsquedas, alcances y logros dirigidos hacia ese diosismo sublimizado a través de esas afanosas luchas por llegar hacia esa superación del máximo geométrico concebido en la imaginación humana. Así que LA GUERRA ES LA GUERRA. 

Un deporte más tras el que evolucionismo se propone metas celebradas, bajo los estímulos de esos cambios considerados como transformaciones evolucionistas "positivas", según las apreciaciones de nuestros sistemas neuro-bioquímicos, materialmente sensibles. 

El Capitalismo, como todos los demás sistemas de competencias y recopensas retroalimentadas, corresponden al mismo divertimento, los mismos estímulos propios de la bioquímica neurosistémica, activa, vitalista ( esta que responde a los sistemas de respuestas que se susceden como inducciones de la eterna actividad de la divinizada entropía termodinámica concebida, escrutada y deshilachada por la encendida mente sobrehumana, privilegiada por los dioses de la Termodinámica concedida a  Rudolph Classius).  

La Guerra, digan lo que digan, crean lo que crean, sepan lo que sepan, los mismos reyes de la Guerra, sus divinidades heroicas, sus triunfadores y perdedores, lo mismo que cualquier deporte, expresión de desarrollo y afán por la continuación y eternización de la vida, etc, consiste en un gesto, uno más servido dentro de los marcos de la competencia por desarrollarse, por alcanzar el perfeccionismo evolucionista, que obedece al sistema de organización material que en la etapa que cumplimos, le toca al particularismo que nos conforma. 

La Guerra es la Guerra, una hilacha de la materia natural que somos,  junto a nuestros dioses multiples, el Dios Único que manda sobre los subalternos menores, los moralmente buenos y los inmorales malos. La Guerra ls ganarán unos a  los que se les llamará triunfadores y la perderán otros, a los que se les llamará perdedores. 

Las agraciadas hormonas, enzimas y demás componentes de los flujos vitales dejarán sus memorias escritas en las historias de los tiempos, quizás sin enterarse ni contabilizar su ciclos ni balances. A pesar de todo, sin embargo, La Guerra es la Guerra. Pena me da, que, muchas veces ni siquiera logro enterarme con seguridad, de que lado de La Guerra se ha ubicado mi Dios Abrahámico, cazador de niños.

  

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