martes, 1 de enero de 2013

DEVOCIÓN INVENCIBLE




Soy espera infinita de noches y distancias infinitas vueltas en breve día

A reescribir con nuevos trazos líneas vivas, despiertas, tintadas de sol


Regreso a desandar mis pasos uno a uno, cachorro de pelaje adolescente


Carga de sustos vulnerables, temblor de piel y dedos, sudor de párpados


Días escolares, mañanas de domingos, tardes, noches, iglesia, plaza, paseos


Todos los espacios y  tiempos estuvieron llenos de tu roja y blanca sonrisa 


Abierta al  musical de la eufonía de tu voz, haces digna la palabra perfecta


Hay simetría extrema en tu rostro, impostura natural, paradigma de lo bello


La geometría medieval de las pantorrillas sube en tu negro por tus piernas


Al metro preciso, diva del Olimpo, lascivos reciben la carne de tus muslos


Bajo una doble redondez, carne de tus ancas, caderas y cintura de diosa


Encajan tu vientre en el preciso cuerpo de lo perfecto, bajo tus costillas


Capiteles francos de la atalaya que soporta tus sublimes pechos de madre


Caoba de tiempo noble, maduro, bastión de purezas dormidas sin razones


Sedimento en cristales impolutos, azúcar morena, reservas de invierno real


Recibí las flores traídas en tus manos púberes para La Virgen de Mayo


Dos y dos iban las niñas, bajaba voz del cielo, fuiste la garganta de Dios


Se quebraba la compostura en mis rodillas y pensamientos al mirar tus ojos


Cerca a los míos, yo agradecía esos florales, liturgia católica de quinta luna


Medía el andar de tus cercanías deportivas y sobresalientes brillos escolares


Tu Devoción de pasos llevaba a La Comunión el fervor cristiano de lo puro


De espalda pecaba al pensar, hechos en sueños, mano y oraciones profanas


Escalar tus muros fue imposible bajo equipaje grave de mis tiernos miedos


Sucedieron los nubarrones, las lluvias apagaron  vestigios, senderos y faros


La noche fue extendida sobre toda la tierra, han pasado cuarenta inviernos


Noé despierta sobre las aguas, laten mandatos divinos entre sus corrientes


Hormonales, vivas, cementadas en nostalgias por estallar contra imposibles


Una confluencia de cristales rotos empalmados en letra "ye", nos fundiría


Yo, lobo de reparo curtido en las estepas del hambre, del frío y la contienda


Tu, ibis sagrada, reserva de néctar impoluto, libre fermentos desautorizados


Guardián en puerta de celosas transparencias, lejos mis lodos arrepentidos


Mas, el jardín de los resucitados nos deja la anchura de Dios, para ser revivos.

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