Medio siglo habrán crecido las ramas de su calle
Mas, los brillos iluminados de su mirada,
Los jasmines de su risa, relumbran sin pausa
Cada espacio de mis desiertos momentos,
Oscuros desencuentros, nublados parpadeos
Y largas madrugadas de crecidos silencios
Agotados en restañar puentes derruidos
Contra las brumas de vendavales y tormentas
Crujen los embargos bajo el peso oscuro
De noches en aceradas pasiones sin consumos
Nostalgia, virtud de vivos y purificados signos
Saturados de versos y espasmos intangibles
Palabras temerosas de pecador adolescente
Confeso ciervo anochecido en sus sombras
Salgo a reclamar el calor de su refugio
Sin credenciales ni méritos a la vista
Sin credenciales ni méritos a la vista
Si no el divino derecho a adorar una diosa.
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