Florecían alegres los caminos
Arbolados de pájaros los ramos
Crugían agrestes los espasmos
De los vientos a choros por los pinos
Mangos, cajuiles, pomos y guayabos
Coloreaba el amor en mis atinos
Ya el verano marcaba dos destinos
Se ilumináron sombras en mis cabos
De luces que enervaron mis sentidos
Al mirarme tus pechos encendidos
Bajo el manto mojado de esas lluvias
Una tarde inagotable de esos días
Por el despierto verano te escurrías
Mojáronse mis sueños de aguas turbias.
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