Imagino que tal como ocurre con las claves lexicales que aplican en cualquier parcela del conocimiento, para poder hablar de la significación precisa de téminos muy propios del uso en ciertas disciplinas, en la comunicación periodística el término "muchacho", servido para antedeceder a manera de título, al nombre del presidente del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), "El Partido del Toro", Señor Don Luis Miguel Decamps García, ciudadano que labora al servicio de más de una de las mejor reconocidas universidades nacionales, titulado académico del derecho y establecido profesionalmente bajo la sombra de egresado de universidades de tan humildes signos sociales como los de Harvard y Columbia, precisaría de tener uno que leer demasiado libros y escuchar muchas conferencias sobre las disiciplinas dominadas por los expertos de comunicación masiva, condición que ni por asomo mínimo cumpliría yo.
Quizás el valor de la palabra "muchacho", aplicada en el el contexto citado al inicio, pueda valuarse como halago, piropo, gracia o bendición, como ocurriría, por ejemplo, con las damas dominicanas que sonríen amplimente gozosas cundo algún galán le resalta su supuestamente evidente muchachada, por lucir así, juvenil, "como una niña".
Sin embargo, a mis años, sin dominio, aun, ni conocimento alguno sobre estrategias de la comunicación periodística, no le pareció políticamente aceptable, sana ni inocente la aplicación del término "muchacho" vertido, a mote apota maldaoso con efectos de boruga descuidada.
El Partido Revolucionario Social Demócrata, tal lo conocen todos los parceleros políticos dominicanos, desde su origen hasta hoy, ha mantenido con sumo cuidado y particular prudencia, un absoluto respeto en torno a las incidencias y parcialidades internas ocurridas en todas las denominaciones partidarias nacionales.
No existen motivos o impulsos llamados a modificar ese comportamiento, ejemplo de sabiduría heredada de los fundadores y mentores del Partido, particularmente de Hatuey Decamps y Rafael Gamundi.
No precisan sus autoridades, concedidas, sin embargo, por el pleno de su Comité Ejecutivo Nacional, de la confianza y los derechos propios, de asistir o manifestarse en asuntos o eventos que puedan inducir a pensar en intromisiones en las interioridades vecindarias.
Llevar cuentas sobre estas conductas es de útil y reconocido derecho mediático, como es de útil derecho político para el PRSD, no inmiscuirse en los aposentos de sus vecinos y vecinas.
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