Las tres ideas que le dan forma al pensamiento que gravita y funda la cultura occidental de modo decisivo, se erigen en tres patas armadas y dominantes desde el subconsciente colectivo: El Cristianismo, El Marxismo y El Capitalismo.
El Cristianismo es una apología a las virtudes humanas derivadas de ejes acerados, signados como valores críticos e irrenunciables: la humildad espiritual, la pobreza material, el perdón sobre las ofensas y las relaciones pacíficas con los poderes del Estado (¨a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César¨).
El Capitalismo, como exaltación de virtud, beneficia, recompensa y premia individualmente en las personas, la acumulación de esfuerzos y conocimientos y triunfos guerreros, concedidos como paradigma de la heredad divina, hechos representar en la entrega de autoridad o propiedad sobre otros esfuerzos.
El Marxismo pretende interpretar los esfuerzos personales en función de sumatorias de esfuerzos colectivos atribuibles al conjunto social que los ejecuta convertidos en valor de reconocimiento para el conjunto cuyos beneficios habrían de disfrutar en forma socialmente equitativa y colectiva.
Al racionalismo cientificista no le atañen ninguno de estos compromisos, por cuanto, en el mismo prevalece el estudio analítico de los procesos materiales que conducen a reconocer estas variantes del comportamiento biológico y social. Se desempeña navegando los mares del evolucionismo biológico y material en general.
La materia involucrada en las incidencias y giros cosmológicos, se mantiene mínimamente enterada de estos acontecimientow que entre los límites de nuestro pequeño universo terrenal pudieran merecerse apelativos como buenos, malos, convenientes, avanzados, divinos, santos o hasta demoníacos, unos u otros, según los propósitos definidos entre los diferentes conceptos asumidos como valores.
Unos muchos adoran la música acompasada a ritmo de tambores y marimbas. Otros valoran y admiran valores como las capacidades del cerebro para concentrase siendo atletas de altísimos rendimientos. otros asumen la cultura de exaltación a la proliferación y el cuidado familiar, otros a los desarrollos científicos, etc.
Todos son valores que obedecen a reconocimientos materiales concernientes al proceso evolutivo biológico y los equilibrios materiales a los que, -salvo demostración en contrario-, obedecen toda la fenomenología divina y cosmológica universal.
Lo demás puede ser historia de otra religión espiritual que no siga la devoción filo-científica a la que rendimos culto.
El Cristianismo es una apología a las virtudes humanas derivadas de ejes acerados, signados como valores críticos e irrenunciables: la humildad espiritual, la pobreza material, el perdón sobre las ofensas y las relaciones pacíficas con los poderes del Estado (¨a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César¨).
El Capitalismo, como exaltación de virtud, beneficia, recompensa y premia individualmente en las personas, la acumulación de esfuerzos y conocimientos y triunfos guerreros, concedidos como paradigma de la heredad divina, hechos representar en la entrega de autoridad o propiedad sobre otros esfuerzos.
El Marxismo pretende interpretar los esfuerzos personales en función de sumatorias de esfuerzos colectivos atribuibles al conjunto social que los ejecuta convertidos en valor de reconocimiento para el conjunto cuyos beneficios habrían de disfrutar en forma socialmente equitativa y colectiva.
Al racionalismo cientificista no le atañen ninguno de estos compromisos, por cuanto, en el mismo prevalece el estudio analítico de los procesos materiales que conducen a reconocer estas variantes del comportamiento biológico y social. Se desempeña navegando los mares del evolucionismo biológico y material en general.
La materia involucrada en las incidencias y giros cosmológicos, se mantiene mínimamente enterada de estos acontecimientow que entre los límites de nuestro pequeño universo terrenal pudieran merecerse apelativos como buenos, malos, convenientes, avanzados, divinos, santos o hasta demoníacos, unos u otros, según los propósitos definidos entre los diferentes conceptos asumidos como valores.
Unos muchos adoran la música acompasada a ritmo de tambores y marimbas. Otros valoran y admiran valores como las capacidades del cerebro para concentrase siendo atletas de altísimos rendimientos. otros asumen la cultura de exaltación a la proliferación y el cuidado familiar, otros a los desarrollos científicos, etc.
Todos son valores que obedecen a reconocimientos materiales concernientes al proceso evolutivo biológico y los equilibrios materiales a los que, -salvo demostración en contrario-, obedecen toda la fenomenología divina y cosmológica universal.
Lo demás puede ser historia de otra religión espiritual que no siga la devoción filo-científica a la que rendimos culto.
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