La poesía es la sublimación manifiesta del arte mediante la palabra u otros signos hablados, escritos, dibujados o figurados mediante diferentes técnicas aplicables para lograr la expresión artística. El conocimiento y dominio de la tecnología científica, cuando es aplicada y aprovechada como inspiración sobre la virtud de las propiedades materiales, su deleite y admiración, fuera de la ingeniería utilitaria, puede resultar tan sublime como la poesía misma.
Del mismo modo, el filosofar conlleva el escudriñamiento inmensamente profundo de lasprpidades inexcusables de la materia. Los deleites sublime de la imaginación poética, lo construye, desconstruye y reconstruye todo en forma de inspiración fantástica o real, pero expresado tras la visión y observación artística que puede deformarlo y concebirlo todo.
La filosofía, sin embargo, procura sondear tan profundo como ilimitado es el Universo. Vuelto de nuevo sobre el disfrute del conocimiento escudriñado, admirado y transformado de las propiedades de la materia, este genera ese sentimiento de búsqueda tan completa como la imaginación alcanza, tras la virtuosa verdad de que sus resultados pueden ser medidos, sentidos y calculados de modo material y perceptible, así que muy de cierto es que su conocimiento comprendido y servido se vuelve auténticamente poético, inspirador y altamente complaciente.
Así que pensadores como Ernesto Sábato, capaces de envolverse por igual en los intríngulis científicos, poéticos y filosóficos, cuentan con esos abiertos caminos inspiradores que mueven al deleite placentero que ofrecen estos distintos dominios, incluida en este caso el filosofar sabio auxiliado de aquellos instrumentales adiccionalmente tan útiles.
Ejemplo como los de Angela Hernández, Marcio Veloz Magiolo, Mario Bunge, Alberto Malagón, Vernardo Vega, Ramón Alburquerque, Ilia Prigoyin, Leonardo Da Vinci, Manuel Salvador Gautier, Victor Feliz Pérez, Valerio Lara, Manuel de Jesús Troncoso y Grigori (Gisha) Perelman, como muestra de pronto cercana a mi cansada mente, constituyen signos indiscutidos del mensaje que este intento de atrevida dicharachería mediática y pretensiosa, abieta a cualquier corrección o contradición bajo el poder de otos pareceres y mejores conocimientos.
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