miércoles, 8 de mayo de 2019

LUIS CARVAJAL Y LA DECIMA



Luis Carvajal Nuñez
¡VIVA LA DÉCIMA!
Quién dice que no van libres
en las décimas los versos.
Son tantos, y tan diversos
estilos, gracia y calibre
que no hay verso que no vibre
en esta estrofa bendita.
La rima no lo limita,
el ritmo no lo encasilla,
con su propia luz el brilla.
¡Viva esta estrofa exquisita!
Viva esta estrofa exquisita
donde la voz se recrea
y el poeta que la crea
se explaya, goza, se excita.
En sus versos deposita
su corazón y su alma:
conmueve, convoca, calma
transmite paz y certeza,
risa, valor, fortaleza
y al afligido lo ensalma.
Al afligido lo ensalma.
Con su libertad, libera.
Con su cadencia supera
sol y viento, cual la palma.
En el poema se empalma
con gracia y con galanura.
Sin requerir armadura
ella misma se defiende
cuando algún necio pretende
cavarle una sepultura.
¿Cavarle una sepultura?
¡Vaya necia pretensión!
Si la décima es sazón
del cantar con sabrosura:
vive en la literatura,
vive en el campo y la calle
y vive donde se halle
gente sencilla y amena
y no existe una condena
que haga que su verso calle.
¿Que haga que su verso calle?
¿Que niegue su libertad?
¿Que entregue su dignidad?
¿Que se encasille, que encalle?
¿Que en la décima no estalle
con libertad absoluta
la verdad o la impoluta
palabra que la contiene?
¿Que no estremezca ni llene
el alma que lo disfruta?
El alma que lo disfruta
sabe cuándo el verso es arte;
que es la décima estandarte,
lanza, destino y es ruta;
Que como la buena fruta
brinda su aroma y color,
su alimento, su sabor
y su sombra prodigiosa
y a quien la injuria, piadosa,
se da, convertida en flor.
Luis Carvajal Núñez.

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