Enternece mi alma pensar en noches de luna que iluminaron
El tierno amarillar del tiempo en tu estación de vuelo verde
Aun me rozan aromadas feromonas vivas de aquel sutil aliento
Lazo de seda infalible que conmina mis mudos y divinos flujos
Fermento de pasiones brotadas en tus siempre húmedos rosales
Cultivados nombre y virtud de mujer tras tu inagotable belleza
Han crecido las frondas del amor perenne, convenido por Dios
En su razón preservadora, curada en verdades y juegos infalibles
El tierno amarillar del tiempo en tu estación de vuelo verde
Aun me rozan aromadas feromonas vivas de aquel sutil aliento
Lazo de seda infalible que conmina mis mudos y divinos flujos
Fermento de pasiones brotadas en tus siempre húmedos rosales
Cultivados nombre y virtud de mujer tras tu inagotable belleza
Han crecido las frondas del amor perenne, convenido por Dios
En su razón preservadora, curada en verdades y juegos infalibles
Alma soy de polvo, luna y sol en largos sueños retenidos en la fe
De firmes esperas y frágiles cristales de fantasías inovidadas
Sobre corrientes transidas, ansiosas bajo murmullos celestiales
Tenaces horas socorridas por el sensus de tu sangre ardiente
Te recojo en mis hambres despiertas ante los ritos de mis fantasías
Eres el todo conmovido de mis rutas trazadas por mi Universo
De firmes esperas y frágiles cristales de fantasías inovidadas
Sobre corrientes transidas, ansiosas bajo murmullos celestiales
Tenaces horas socorridas por el sensus de tu sangre ardiente
Te recojo en mis hambres despiertas ante los ritos de mis fantasías
Eres el todo conmovido de mis rutas trazadas por mi Universo
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