Una ipertinencia, un rayo de pedantería, acompañado de una cínica sonrisa de esas maliciosas que dejan ese saborcito a triunfo atlético, sería el que destilaría en fluida gotita de saliva traslucida dejando uno conocer como se induce y reduce la formulación de una ecuación capaz de reflejar la inmensidad de variables físicas que intervienen para definir la posición y la medida de un electrón en el espacio cósmico. Naturalmente, igual de ridículo, también luciría.
Sin embargo, aprovecho esta pausada calma, este momentito de aparente relajamiento y moderado calor, para tratar de exponer con presumida claridad, en que consiste ese algoritmo que con caracter de universilidad material, nos indica que todas las variables imaginadas, caben en la ecuación que contiene los valores parciales que necesariamente influyen en cada fenómeno universal, de modo que cualquier cambio, cualquier incidencia interna concebida como actividad universal, queda, necesariamente reflejada en los términos que como artilugio o artificio matemático teórico, la inteligencia humana ha llegado a darle forma de "derivadas parciales", así, semiológicamente tan bien dichas, tan bien nombradas, los análisis más o menos corrientes, referidos a fenómenos físicos algo complejos como son los referidos a las predcicciones climáticas, predicciones bioquímicas, predicciones genéticas, predicciones sociales, etc...implican la formulación de ecuaciones que pudieran implicar miles, -si, dije miles-, de términos implicados en las influencias, que habrían de determinar ciertos comportamientos.
Como es natural imaginar, lo cierto es que los genios universales que debieron enredarse con apenas algunas decenas de terminos, para terminar deduciendo, por ejemplo, la virtuosa, poderosa y casi divina condensación einsteiniana, expresada como energía igual al valor fisico matemático de la masa convertida, multiplica por el valor fisico-matemático de la luz, multiplicado por si mismo, ni siquiera contaron con los poderosos ordenadores de hoy.
Sin embargo, bien hemos de imaginar que, aunque no suelen tener nombres comunes a las redes sociales, han de existir, hoy decenas o centenas, de esos cerebros anormales, deambulando por esos caminos de los dioses tecnológicos, auxiliados de esos poderosos instrumenticos que ellos mismos conciben, afinan y hacen valer.
Como es natural la palabra "cambio", "mutación", siguen marcando los campos de las complejidades naturales, las que a su vez, hacen las delicias de las pretensiones humanas por reconocerlas. Es normal imatinar que no están a nuestros alcances los posibles cambios de la infinitud universal sin embargo el algoritmo físico-matemático, igualmente universal, infinito, cierra el conjunto del conocimiento universal porque como he expresado antes, si lo maneja una inteligencia divinal, esta lo conocería el algoritmo perfecto de su Creación, mientras que si nos limitamos a la naturaleza material, todo cierra con la deducción y reducción ingenieril de ese algoritmo fisico-matemático, capaz de prevenir cualquier efecto material.
De todo ello, como la ecuación de Einstein simplemente nos reducimos a saber que el algoritmo fisicomatemático por el que se rigen las incidencias cósmicas, todo lo contraen a una previsión de ingeniería, calculable, sin más novedades que las previstas en su ecuación desarrallada en infinitas derivadas parciales, como vamos descubriendo los fenómenos de las predeterminaciones morfogenéticos, climáticas y sociales en general.
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