Desde mediado de siglo pasado, los programas de matemática aplicables a partir del aprendizaje del lenguaje signótico, técnico-lógico-matemático reconocido como "Algebra", pasaron a desarrollarse, desde el nivel secundario y pre-universitario, casi con exclusividad, apoyados en el texto preparado por el matemático cubano, Aurelio Baldor, a quien por generaciones aun se le respetan y siguen sus aportes.
Uno del los estudiantes con quien compartía mi dicipulado durante esos primeros niveles de las aplicaciones matermáticas, muy destacado en sus habilidades para comprender las proposiciones matemáticas y las soluciones de los planteamientos propuestos, algo dado a embromar con irónica y sarcástica malicia las limitaciones que, en sentido contrario, solían presentáseles a algunos condicípulos, en algunas ocasiones, fue justamente amonestado por esa conducta de desdichada sensatez ante sus pares, por la rectora de la clase, una sobresaliente y experimentada profesora quien se disfrutaba con gracia la precisión de los detalles con los que sabía explicar sus enseñanzas sobre la materia. En una de esas ocasiones, le increpó recordándole que él " no era el Baldor que él mismo se creía".
La escena surtió un efecto de incomodidad colectiva, cargado de sorpresivas miradas, en general, harto acusadoras. El impetrado, alcanzó a escuchar una murmullosa murmuración desde la que se distinguían satisfechas reprobaciones contra las que se sobrepuso una avegonzada riposta, algo ofendida, al imprecar así: "Yo no soy Baldor pero si soy el espíritu de Baldor".
No fue necesario decir más.
El apelativo "Espíritu de Baldor" se extendió por todo el recinto del plantel escolar, -aun más-, trascendió, a través de algunnos de sus condicípulos, hasta los recintos universitarios. El Espíritu de Baldor, completó su carrera como Ingeniero, especializado en calculos de Estructuras Civiles y hasta como profesor de Matemáticas Avanzadas.
Si bien no hace nada por patentizar su mote, sin embargo, tampoco le molesta, mejor suele fanfarronear aun con el mismo cuando se trata de conversaciones acompañadas con tragos subidos. Recientemente ha llegado hasta mis mis reticulares anotaciones cibernéticas que el profesor se dispone a lanzar su propia versión sobre la historia del anecdótico "Espíritu de Baldor".
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