La maduración profesional de un escritor cuando suele alzarse sobre la multitud de aficionados que se dedican desde todos los tiempos y en todas las sociedades que signan sus marcas culturales bajo la sombrilla casi selladora de la literatura, tiende a ser reconocida, remarcada, bajo los recursos de la narrativa, especialmente como certificación o gradación mayor, a partir del género literario de la novela.
Esa titulación llega a sustentarse en los poderosos recursos a los que recurre el escritor capaz de trascender las barrereras experimentales que toman asiento a partir de los contenidos filosóficos, poéticos y oratorios en general. Cuando un escritor joven decide tensar sus pulsos y lanzarse al ruedo de la narrtiva novelística profesional, es como desafiar al mundo de la literatura y todas sus extensiones culturales.
No es posible que el narrador de la novelística profesional se pueda saltar los recursos poéticos, filosóficos, ideológicos, y demás ríos aguas corrientes del pensamiento. Esta breve introducción, francamente, alcanza para mostrarnos como en el caso de Nicole Tejada-Roa, sobresale, estallan estos recursos cargados de esas propiedades, sorprendentes, sin dudas, si se tiene enc en cuenta que no se trata de ningún nombre aun publicitadamente comercializado o difundido al amparo de una fuerza ediotorial de poder, hasta donde sepamos, por el momento. Esta simple introducción ya le anticipa al lector sobre el poder de la avalancha cultural que le espera.
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