La materia, función natural de la existencia, ontología lógica originaria, axiomática partida de la realidad, transcursa como sentido esencial de nuestra cosmología universal.
La materia se expresa como propiedad fisico-matemática ante los efectos del espacio y el tiempo que la soporta. El tiempo se expresa como sentido del movimiento. El sentido del movimiento conviene en sentido de evolucionismo. El sentido del evolucionismo irradia absolutamente toda la substancial existencia.
Así la existencia es dependencia imprescindible del sentido de la variación o evolución, corolario axiomático, ontológico, incondicional. La evolución material se infunde en las propiedades naturales, cosmológicas, físicas, químicas y biológicas. Las propiedades biológicas integran el conjunto pro-espiritual, gnoseológico, inteligente.
El conjunto inteligente sustenta todas las proyecciones inteligibles. Todo sentido de materialidad, de realidad lógica. Así deviene toda razón lógica en materialidad existencial en coincidencia con la propia substancialidad de la cosa misma.
Conocimiento, pensamiento y materia, conforman la realidad, el evolucionismo y el existencialismo, concomitan mutuamente de modo imprescindibles. El negacionaismo contra la evolución, resulta incompatible frente al logicismo existencial tanto como al material.
En fútil, en cuasi tontería, cuasi imposible, ha de devenir el negacionismo contra la sustancial asibilidad del sentido evolucionista, tanto desde cualquier abismo de la metafísica como desde cualquier material montaña física.
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