Cielo sin techo, cumbre de la entera distancia y el pensamiento audaz
Remotos caminos perdidos entre valladares y tundras de esta selva
Alimentada de monstruos del poder sin fronteras, tratantes y cazadores
Trazan rutas sin desvíos ni errores hacia inefables redes del bochorno
Apuran los atajos de la desnudez calculada, sabuesos cierran el corral
Propiedad de pagos rige derecho a servirlo todo, pecho, pubis, piernas
Se agotaron los sudores vírgenes contra el cristal que rompe el hambre
Sin embargo, la sed no desangró la desesperación, alto se alzó el pudor
Fue mujer, silueta, voz, gracia nativa, piernas, caderas, senos de nereida
Triste sonrisa mal acabada entre palabras rotas volteaban en lo inseguro
De sus temores originales ante el pecado de escasez ilimitada, sin ruidos
En ajenos espejos fue reflejo y sombra del prosterno dolor de párpados
Densa nube la vista engafada entre ojeras de fríos y noches malgastadas
El incierto destino desafiaba sus carnes hembras sangrantes de ilusiones
El oficio de la cotidianidad aplastaba sus fueros criando dioses sin parir
Unos ojos tintos de humana génesis hormonal atravesaron su temblor
Sin soslayos, el sol de primavera declaró la conquista a la mora madura
Cabalgó el amor sobre días largos entre colores de cuatro estaciones
De noviembre a agosto el fruto completo y terminado feliz, obra y arte
El dulce de la mora dulce de la negra mora negra, parió la dulce morita
Negra como lo bello de lo negro de sus ojos, de su piel y sus cabellos
Negra como lo bello del negro de mis padres, de mi piel y de su madre
De noche como la noche nació mi niña tan bella, azúcar, dulce, tan mía
Cejas de azabache, alerta de avispa negra, potranca de sangre viva
Casta y estirpe de reina, ninfa embebida en jalea real, de madre pura
Alas transparentes a las tormentas pasadas, diamante tallado sin fallas
Joya invaluable sin medibles proporciones inserta en la gracia del alma
Reflejos de radiación total, frescura de luz y transparencia, su reinado
Elevado a fuerza remontada contracorriente, contra culpas y ausencias
Siguiendo sólo las paralelas del coraje sobre desvelos. lluvias y vientos
Abatiendo rutas desgastadas, desechos de tiempos entre pausas muertas
Entra ya el triunfo del amor limpio, despierto, cristal libre de escorias
A la puerta del inmenso divino, los arcos triunfales de heroicos laureles.
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