domingo, 12 de abril de 2020

CARTA A ANNA SOFÍA

Este susto que tanto me comprime, también me alerta la espera ansiosa de verte y abrazarte con ese amor cargado de momentos tan importantes para toda mi vida como fueron y siguen siendo tatuajes fijados en mis ojos al efecto de cada gotita de ese tierno sudor que solía mojar tu frente, los contornos de tus párpados y coalescer sobre tus mejillas, al recogerte desde la escuela, ir por algún pedazo de pizza y algún sabor dulce de un helado de colores. Recorrer la ciudad por todos los extremos hasta mirarte desplomada en un sueño tibio contra las brisas penetradas por las ventanillas de la camioneta. Por dichosa voluntad de tus herencias espirituales, conservas toda esa ternura que te signa y me hace tan feliz al disfrutar tu existencia. Negrita de ojos negritos, de también negrita boca, con tu naricita roma, Cuánto te quiero negrita ! Como he disfrutado el sabor de tus habilidades e inteligencia ingeniosa, tu conducta familiar, como digna nieta de Don Camilo, hija diseñada, predicha y amada desde antes de llegar al propio vientre materno. De imagen perfecta y paradigmática salud mental, arrojada y capaz reina de tutelados principios humanos, naturales y universales. Siento que representas la idea de mis sueños, llena de confianza y maduros valores sin resquicios ni penas inútiles. Gracias doy al inmenso amor del que llegaste y la perseverancia misma que modela tus sentidos. Ojalá cuiden tus días por venir la inmedible lealtad espiritual y material que se significan en en tu cuna materna, hija de una mujer de excepcional virtud, completa y repleta de entregas al amor por la vida.

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