Eulalia vestía blusas blancas y faldas negras tan largas como sotanas de cura
Esposa de mi abuelo viudo, crió los siete hijos de la difunta Doña Mercedes
Entre ellos se contaba mi madre, así que fue Mamá Ulalia mi abuela materna
La amaba porque en el patio de su casa era yo la autoridad mayor sobre los frutos
Aunque fuera el menor de mis hermanos y de casi todos sus nietos putativos
A Mamá Ullalia parece que se le fueron las noches ocupada en los siete hijos
De Don Faustino, zorro de tupidos bosques y manos agricultoras ya temblorosas
Crió hijos y nietos, siempre supo cuando las nubes traerían agua,vientos o granizos
Sobre todo conocía los celos de la luna nueva con respecto a las cocechas de los frutos
Tuvo siempre el cuidado de no permitirnos comer frutos el caimito con la piña
Ni la guanábana con camarones, mucho menos si se trataba muchachos en reformación
Mamá Ulalia siempre pronunciaba los apodos de modo distitivo bajo dulces reproches
Sus sazones fueron siempre bajos de sal y más altos de azucar como las raduras
Yo le llevaba los platos de comida que mi madre le enviaba y siempre fui premiado
Mamá Ulalia me regalaba cocos, guineos y libertades sobre el patio el arroyo y la furnia
Mios eran los nidos y los pichones mismos. Mamá Ulalia no dejó que mi madre y sus hemanos Crecieran huérfanos.
Esposa de mi abuelo viudo, crió los siete hijos de la difunta Doña Mercedes
Entre ellos se contaba mi madre, así que fue Mamá Ulalia mi abuela materna
La amaba porque en el patio de su casa era yo la autoridad mayor sobre los frutos
Aunque fuera el menor de mis hermanos y de casi todos sus nietos putativos
A Mamá Ullalia parece que se le fueron las noches ocupada en los siete hijos
De Don Faustino, zorro de tupidos bosques y manos agricultoras ya temblorosas
Crió hijos y nietos, siempre supo cuando las nubes traerían agua,vientos o granizos
Sobre todo conocía los celos de la luna nueva con respecto a las cocechas de los frutos
Tuvo siempre el cuidado de no permitirnos comer frutos el caimito con la piña
Ni la guanábana con camarones, mucho menos si se trataba muchachos en reformación
Mamá Ulalia siempre pronunciaba los apodos de modo distitivo bajo dulces reproches
Sus sazones fueron siempre bajos de sal y más altos de azucar como las raduras
Yo le llevaba los platos de comida que mi madre le enviaba y siempre fui premiado
Mamá Ulalia me regalaba cocos, guineos y libertades sobre el patio el arroyo y la furnia
Mios eran los nidos y los pichones mismos. Mamá Ulalia no dejó que mi madre y sus hemanos Crecieran huérfanos.
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