lunes, 20 de abril de 2020

MACRON, EL CAPITALISMO Y LA PAREIDOLIA

Las reacciones antropogénicas, consideradas como viciosas, perniciciosas, socialmente inapropiadas  por la misma sociedad humana que las promueve, las estimula y las consiente, tales como la envidia, la soberbia, la vanidad, el orgullo exhibicionista y hedonista del poder, con frecuencia nos acosa a cualquiera entre quienes, sin embargo, solemos resaltar nuestras tradiciones culturales cristianas en las que se nos educa para honrar los valores de la pobreza, la humildad ("bien aventurados los pobres de espíritu, porque de ellos sera el reino de Los Cielos"), de vez en cuando se nos inflan las presunciones de los aires divinos que también nos insuflan desde antes de nacer, llamándonos "hijos de Dios".

Como soy, por tanto, un convencido irrenunciable de mi segura ascendencia divina (antes de aprender a leer ya sabía que contaba con tres padres: Dios, Trujillo y el tercero, Don Patricio. Igual, tres madres: La Virgen María, Mamá Julia y Doña Sofía, en el mismo orden de prelación que lo he escrito), mi certera vanidad, se inflla como se infla la de cualquier cristiano que cuenta con las luces divinas que les permiten visualizar con facultades pareidólicas (para su etimología, consúltese al Ing. Gilberto Martínez), eventos considerados como adivinaciones de futurólogos y psíquicos pro-iluminados por paranoias narcisistas agigantadas.

Emmanuel Macrón, el sobre iluminado joven, investido como Primer Ministro de Francia, ha pronunciado un discurso referido a los cambios que han de regir la producción de alimentos a nivel mundial, en cuyo contenido advierte sobre la necesidad de segregar las urgencias humanas dependientes de la alimentación, de las leyes propias de los mercados capitalistas.

Vaya vanidad humana, esta que me acosa, desde que resaltan a mi memoria mis arriesgadas y presumidas predicciones, presumiendo de gitano adivinador, al pasármelas deletreando como grafólogo, los cambios previsibles en el orden capitalista que se avecina, sobre todo a partir del chispazo encendido por el afrentoso virus coronado.

Si, habrán de producirse trascendentes cambios políticos-militares, rebeliones, miserias y transformaciones en los sistemas de salubridad y la alimentación de guerreros, mercenarios, transfugas y apatridaciones masivas.  La advertida alarma del Primer  Ministro, Macrón, es solo la primera clarinada sonada desde una de las tribunas primadas del mundo y la sociedad del capitalismo. Nos falta mucho por ver y escuchar en plazos de apenas días.

Esta noche volveré a consultar los mensajes transfigurados en el Cielo a través de mi infalible ciencia de la Pareidolia, consultada por el Primer Ministro, Emmanuel Macrón.

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