domingo, 3 de mayo de 2020

DINERO BUENO, DINERO MALO Y DINERO

La aplicación objetiva del medio de intercambios o transaciones sobre reales, sean estas morales, profesionales, materiales o simplemente ideales (indulgencias, consejerías, defensorías de guerra, etc..) que se constituye hoy mediante documentos contractuales como resultan ser, entre otros, el papel moneda, las cartas de creditos, lo pagareses y los cientos de modalidades fehacientes en el que se sustenta esa modalidad de acumulación de autoridad fáctica sobre el esfuerzo servido y conquistado, adquiere titularidades  como las de "sano", "bueno", "fuerte", "malo", "limpio", "sucio" "negro", "blanco", "blanqueado", "dorado", "diamantino", etc. , dependiendo de la calidad o poder de sustentación del emisor que lo hace valer como responsable capaz de validar la oferta y demanda de dicho medio, así como la capacidad de resguardar por los medios que valgan, las retenciones útiles de su poder material de intercambio. Los títulos, bendiciones o maldiciones asignadas, suelen resultar no más que signos morales, religiosos o legales, que parten del mismo poder de asignación tanto de valor como de títulos. Lutero habría denunciado como trato sucio el de las asignaciones materiales a valores como los de las indulgencias y otros poderes salvíficos. El dinero es hoy ese refinado medio de legalidad que signa la acumulación de poder ejercido mediante transacciones o acuerdos sociales, entre las clases humanas, nacionales, regionales y mundiales. Lo bueno y lo malo del mismo es solo una medida moral, religiosa, virtual pero sobre todo una medida de transación del poder de guerra que se acumula, se asegura y se ejerce con las armas que lo santifican, endiosan o endemonian.

No hay comentarios:

Publicar un comentario