martes, 5 de mayo de 2020

PENSAMIENTO Y FILOSOFÍA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

La dualidad primaria, pensamiento-conocimiento, asienta en su esencial comodín la majestad igualmente dual, filosofía-ciencia. La Filosofía pretende llegar al encuentro con el sentido mismo del ser, su ontología y su razón.

El filosofar pretende así justificar las batallas por la preservacion de la existencia total, incluyendo la biología humana, por cuanto, ese filosofar se empeña en cuidar el cultivo y la entrega de nuestros esfuerzos por superar las marcas biológicas de supervivencia, de los poderes del pensamiento, la extensión material mediante la reproducción y el perfeccionamiento continuo de esas marcas.

La ciencia, por su parte, hace de instrumental mecánico de apoyo a las metas idealizadas. En las plantas de la ciencia se procesan los conocimientos materiales a partir de los cuales pretendemos acercarnos a la divinidad mayorísima, la filosofía y su hija, la razón.

Los filósofos mueren sin aceptar su muerte porque han aprendido a no morir, porque son dioses amados, respetados y admirados por los ángeles de sus pensamientos. Los científicos, los humildes científicos, saben que la materia y la filosofía, duermen, ambas sin cerrar nunca los dos ojos a la vez, porque no se confían plenamente entre una y otra.

Stephen Hawkings se fue a la tumba tranquilamente convencido de que la filosofía había muerto sin hacerle sombra. Einstein se despidió relativamente complacido dado su convencimiento de que Dios no acertaba jugando a los dados. La filosofía y la ciencia son juguetes que entretienen el alma en tiempos de pandemias virales.

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