Las alternativas lógicas sobre la esencial existencia de la divinidad del Universo, accesibles a la inteligencia y el pensamiento humano, pueden ser solo dos, resumidas en la sobrehumana paradoja material "si " o "no".
Es en esta concreta dualidad "todo-nada", en la que bien pudieran estar fundadas las sobresalientes pretensiones matemáticas que procuran valerse de los artificios lógico-matemáticos reconocidos como "reducción al absurdo", para alcanzar un teorema racional capaz de concluir demostrando la existencia de una inteligencia divina, creadora y rectora del Cosmos Universal.
Armar una secuencia de razonamientos lógicos capaces de arribar a la pretendida alternativa única supone hoy la posesión natural y cultivo de un poderoso procesador biológico o el desarrollo de uno artificial físico digital, orientado a la formulación del magno algroritmo necesario que quizás pudiera resultar en uno tan elegante y condensado como el desarrollado por el eminente Albert Eisntein al formular sus teorías fisico-matemáticas, revolucionadoras del paradigma tiempo-espacio-energía-movimiento. Con respeto, pero sin olvidar la sorna que provocan esas clases de aspiraciones humanas, al greñudo "Grisha" Perelman, suelen llamarlo El Loco.
Si este "loco", alcanzara a mostrarnos que no fuera posible la organización exitente en torno a la formulación del Universo, sin una inteligencia rectora, entonces quedaría una única alternativa: "El Loco no es loco ná". No estoy muy seguro, pero percibo que mi sistema de circuitos neuronales podrían fundirse, antes de llegar a desenmarañar el previsto teorema al que aspira formular ese tipo.
Es en esta concreta dualidad "todo-nada", en la que bien pudieran estar fundadas las sobresalientes pretensiones matemáticas que procuran valerse de los artificios lógico-matemáticos reconocidos como "reducción al absurdo", para alcanzar un teorema racional capaz de concluir demostrando la existencia de una inteligencia divina, creadora y rectora del Cosmos Universal.
Armar una secuencia de razonamientos lógicos capaces de arribar a la pretendida alternativa única supone hoy la posesión natural y cultivo de un poderoso procesador biológico o el desarrollo de uno artificial físico digital, orientado a la formulación del magno algroritmo necesario que quizás pudiera resultar en uno tan elegante y condensado como el desarrollado por el eminente Albert Eisntein al formular sus teorías fisico-matemáticas, revolucionadoras del paradigma tiempo-espacio-energía-movimiento. Con respeto, pero sin olvidar la sorna que provocan esas clases de aspiraciones humanas, al greñudo "Grisha" Perelman, suelen llamarlo El Loco.
Si este "loco", alcanzara a mostrarnos que no fuera posible la organización exitente en torno a la formulación del Universo, sin una inteligencia rectora, entonces quedaría una única alternativa: "El Loco no es loco ná". No estoy muy seguro, pero percibo que mi sistema de circuitos neuronales podrían fundirse, antes de llegar a desenmarañar el previsto teorema al que aspira formular ese tipo.
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