A los inicios de los días correspondientes al decenio calendario de los ochenta, reverberó una serie de movimientos, expresiones o grupos de afciones juveniles que surgían más o menos distanciadas de las ideas que fueran azimut del oriente ideológico de la joven intelectualidad que seguía marcada por los acontecimientos y fervores profesados como consecuencia de la Revuelta o Revolución de Abril de 1965, matizada por la ocupación militar impuesta por tropas extranjeras.
Aquellos fervores, pasaron a ser refundidos en una nueva opción, menos emocional, distanciada de desde un nuevo mirador artístico, literario, más enfocado en descubrir nuevos ritos estéticos pintados al pincel de nuevos talentos, mucho más empeñados en mostrar alumbramientos de nuevas competencias en torno a hallazgos psicológicos, seglares decimonónicos, freudianos, cuánticos y precuánticos, enfáticamente negacinistas post marxistas. En general, llegaron a congregarse bajo un sinnumero de denominaciones y expresiones diversas, que en conjunto se proclamaban como Generación del Ochenta.
Su marca más distintiva, puede hallarse, en un afanoso sentido de la formación y la formalización fundada en la lectura, emulación y seguimiento a los valores afianzados en el clasicismo, en la marcación mundialista. Como surgimiento lateral de esos movimientos, brotó la nueva expresión, cargada de entusiasmo, la fronda de una nueva patente, que, aunque ideológicamente clonada, aparecía bajo la marca de algunas diferencias teoricamente conceptuadas al amparo, sin embargo, de una nueva propuesta informada: surgía el MOVIMIENTO LITERARIO DE LA METAPOESÍA, propuesta surgida de la imaginación de, entre otros escritores, artistas plásticos, poetas, liderados por Jorge Piña, médico, psicólogo-psicoanalista.
Esta proposición, en su versión poética, inclina su decir, según lo expresan y anuncian sus manifestaciones formales, a implicar la incusión, validación e implicación de la poesía misma como argumento sustantivo, subjeto y objeto mismo de la poesía, en su existencia como espíritual, psicológica, inmaterial o material, intangible o tangible.
Hoy, cuando la tecnología y los nuevos mundos del ciberespacio tecnológico, se expande y parece copar todo el conocimiento posible de imaginar, reaparece el "metaverso", la construcción ideológica, novísima, que, sin embargo, cuenta con el presedente teórico, conceptual del imaginario poético vislumbrado desde República Dominicana, nominado y concebido como la Metapoesía, el metapoema, el metaverso, cultivado y florecido desde las entrañas del metalenguaje poético de los " los muchachos de la metapoesía de Jorge Piña"
El "metaverso" ha sido entronizado con nuevas galas. Jorge Piña debería ser vestido de esas nuevas galas.
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