viernes, 11 de agosto de 2023

CESAR AUGUSTO ZAPATA SANTOS, EN DEFENSA DE LA MINISTRA


CESAR AUGUSTO ZAPATA SANTOS,  poeta, ensayista, profesor de filosofía,  teoría literaria, declamador, autor laureado en varios concursos literarios, reconocido orientador, psicólogo y consejero profesional, mentor dedicado y destacado por sus colaboraciones como conductor de congregaciones juveniles motivadas por la difusión cultural, el magisterio epiritual, etc... hoy se ha expresado, sin ambajes ni dudas, reclamando el enderezamiento de algunos deslizados administrativos que aparecen como pellizcos capaces de molestar o salpicar la festiva tradición que por más de medio siglo, con sus pandémicos momentos, trazos políticos, cambios de dirección, etc., mal o bien, según llueva más o menos, siempre termina en un festivo carnaval con mchísima gente asistiendo a mirar, pasear, chismorrear, cantar y, finalmente manosear muchísimos libros, viejos, por libras, novedosos, renovados, anchos, paginosos o flacos. 

La pena hecha pública por un rebulú administrativo, la exclusión de los estantes correspondientes a los cultores de ideología, filosofías y culturas no canonizadas, las menciones  judías y las contrajudías,  los paganismos y contapaganismos, han sido excluidos, a decir de los confesados veladores del epicureísmo y los religiosos ateístas, excluídos, maldichos y despachados cortésmente a no presentarse, con apegos o sin apegos a cualquier regla que no sea la de "aquí ustedes no caben, no hay espacios para sus creencias indivinas". 

César Augusto Zapata Santos, creyente, espiritualista confeso, de esos convencidos de la existencia del bien y del mal, reconocidamente acostumbrado a contar y cantar cuanto cree y no cree, según sus predicamentos contrapuestos a los daños materiales y espirituales, tendrá que sudar  con sangre cristiana, el dolor de mirar como se producen las transformaciones de los tiempos, en tiempos de ferias nuevas, de poesías cibernéticas, inteligencias espirituales artificiales, cambios de pastores, cambios de poesías, cambios de teorías literarias, cambios de dioses y diosas. 

Cesar Augusto Zapata Santos, no quiso retener para sus adentros la diplomacia cortesana que lo llamaría a suavizar las arrugas, pulir o asentar la terminación de ese arrugón que le abrían propinado al noble Pastor,  hecho que, por demás, hizo regar todo el lodazal creado con la exclusión de las ideologías no autorizadas, no firmadas ni confirmadas por la renovación oficial de la nueva culturización del Renovado Estado Domnicano.

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