Bueno, ahora resulta que los escandalosos miedos de los asustadizos mulatos dominicanos, espantados por el temor a sentirse desplazados por las supuestas olas de la migración, calificada constantemente, como invasión, han sido desmentidas, los historiadores mentirosos, los políticos disparatosos y demás opinadores, analistas cibernéticos, los come-haitianos espantados, etc....ahora cuentan con estadísticas supervisadas, pataleteadas, maldecidas y hasta negadas por los cazadores cimarroneros, hoy se rasgan sus túnicas santificadas, bajo las cuales escondían la conocida verdad de que la supuesta invasión no deja de ser la bendición de la baratura de mano de obra que sustenta la capitalización económica de la sociedad comercial dominicana, su exportación de mano de obra, la plusvalía de su sustentada economía de turismo, la mano de obra industrial, agropecuaria, de servicio doméstico, de apoyo a la formación de recursos humanos exportables, etc....Pero, los mentirosos, negadores de la capacidad de convertir en esfuerzos transables la plusvalía de la mano de obra abusada, engañada, sometida a procesos de explotación irregularmente mafiosas, no dejan de engañarse ellos mismos desdiciendo constantemente la vedad monda y lironda: la rentabilidad de la plusvalía obrera servida por la haitianidad, soporta el dinámico equilibrio del proceso económico dominicano, libre de sobresaltos.
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