Al ser recibido en su consultorio, el Cardiólogo Santiago Mena, de entrada me refirió que había estado ocupado frente un un grupo de medicos internos que se especializan en "cardiología clínica".
Me hizo recordar que mis referencias médicas me registraban como Ing. Químico, me preguntó sobre Ramón Alburquerque de quien comentaría que al escucharle a través de los medios de comunicación regulares, daba la impresión de tratarse de un sobresaliente talento científico.
Me ufané de bien conocerle. Aprovechó para referirme cuanto disfrutaba tratar con sus alumnos y colegas, los fenómeno termodinámicos operados durante los procesos de equilibio dinámicos, verificados durante los intercambios bioquímicos, osmóticos, que son regulados durante la secuencia de efectos que se cumplen durante el intercambio oxidación-reducción, que permite el aprovechamiento energético de la oxidación química, su conversión en efectos electroquímicos, su conducción electrónica mediante las tranfrerencias electrolíticas, el control de la "bomba de protones", además de una multiplicidad de controles de sus equilibrios.
Las lecciones de Ingeniería Química, exhibida por el Dr. Santiago Mena, fueron una lección altamente refinada de Termodinámica Quimica, como de quien estaría refiriendose a una inmensa planta de producción, altamente compleja, toda una ciudad industrial, dirigida la salida de cientos de productos finales. Sorprendido,-mejor diría, sinceramente-, apabullado, humillado, le prometí al Dr. Santiago Mena, que, francamente, para mi próxima cita, no llegaría yo tan desprevenido.
Sin embargo, ahora intento, cuando menos, revisar algo sobre el asunto. Sigo más sorprendido, definitivamente, me pregunto, si solo un "organelo", como la mitocondria, resulta estar constituido por todo un complejo termodinámico-bioquímico de tal intrincada red de producción, hemos de suponer que cada célula del cuerpo estaría completada como todo un continente biologizado, donde la ciencia apenas parece haber tocado sus costas.
Recomiendo a quienes sufran la inquietud por conocer minimamente el mundo celular o, por lo menos, el mundo mitocondrial, pasearse aun sea brevemente por esta lectura de impresionante y resumido contenido, sobre el mundo termodinámico de una mitocondria.
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