El fenómeno reconocido como evolucionismo natural de la materia, genera la competencia por la existencia, competencia esta sobre la que se crea la Cultura de La Guerra.
Esta "Cultura de la Guerra", consiste en uno más de los artificios biologicistas sobre los cuales se desarrollan esos ritos del quehacer biológico que sigue los métodos de retroalimentacion o de prueba y error, como estrategia biofísico-matemática, para afinar cada vez, la ruta de ese perfeccionismo de pro-divinización de los ritos que siguen y se enfocan en el evolucionismo material.
Esos ritos enfocados en la prosecución de la divinización siempre están llamados a dejar atrás, por eliminación necesaria, es decir, por la renovación de lo mejor que deja atrás lo que fué por lo que se aspira a ser.
Por ser asi, entonces, la guerra es parte de ese juego de competiciones naturales estimuladas por ese reto natural, llamado a superar biológica y socialmente ese llamado al perfeccionismo, al diosismo, al mejoramiento infinito, geneticamente concebido por los juegos del la materia que seigue esa ruta de la divinización, creadora de esta espiritualidad moral, divina.
La Guerra es La Guerra no puede detenerse, hasta tanto, ese espíritu de renovación por la superación divinizada siga ese paradigma de lucha por supeeración que nos conmina a superar todos los dioses,