" La Guerra es la Guerra". Consecuencia de esta aserción literal pleonásmica, tautológica, que con frecuencia nos mueve y conmueve, arribamos, por extensión, a derivar este otro dicho: "Todo se Vale". El sicariato mediático no es propio de una estrategia novedosa, sino propia de esa capacidad desarrollada por la misión enconmendada a los guerreros.
Así como los camuflages que permiten a los soldados, disimular sus artefactos guerreros como avioness sigilosos, naves submarinas, tanques de guerra vestidos de arboledas, los envenenamientos a través de los alimentos, etc.. el sicario, que históricamente suele llevar consigo una daga disimulada entre sus túnicas, se ha especializado apuñar a sus víctimas por la espalda o tras disimulados gestos de acercamientos que fingen sus propósitos.
El sicariato hecho valer a traves de los medios de comucación y publicidad mercadológica, ciertamente, no es nada nuevo, más bien diríase que se ha renovado y puesto de moda, de forma virulenta. Youtuberos, periodistas y cazadores, encomenderos racioneros, gallaretas, chicharas de todas las horas, acostumbrados al griterío y el mentirosismo mediático profesional, propio de abusadores y prebostes contratados para servir de sicarios, proponiéndose hacer profesión a partir del ensalsado hecho con zarza negra y pringamosa por algún desenfrenado, espejado deslumbramiento, torpemente contrapuesto, llamado solo a estropear la decencia y excepcional brillo moral, técnico y profesional de un paradigma de la lealtad y el deber ciudadano.
A pesar de sus embustes perniciosos propalados como metrallas, no han sido capaces de hacer blanco contra la esclarecida eficiencia profesional, el alto rendimiento de sus obligaciones servidas sin ruidos faranduleros, sin trágicos descuartizados contra la obligada cordura de función estatal. Ningún desaguisado, a fuerza de comedimiento profesional, la Dirección de la Camara de Cuentas, ha logrado restañar en gran medida el ametrallamiento mediático de esa irrflexión mediática, de ese sicariato, al parecer hasta mal consultado, según sus efectos malogrados.
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