miércoles, 18 de diciembre de 2024

REFORMA FISCAL, AUN DISFRAZADA, INEVITABLE


Cierto, ciertísimo es que la acumulación de recursos intelectuales y materiales, fruto del desarrollo vital que caracteriza el evolucionismo biológico-social del neurosistema implantado en la Naturaleza, signado epistemológicamente como Saber Humano, ha evolucionado constantemente en lo que denominamos "Era del Capitalismo". En esta era, la suma de esfuerzos humanos materiales se convierte en valores transables, como método de acumulación de ventajas vitales, siguiendo una ruta biológico-social calificada como evolucionismo natural.

Esta línea de estrategias evolucionistas, que valora la sumatoria de esfuerzos como moneda de intercambio, se ve obligada, política, moral y socialmente, a extraer y consumir esos esfuerzos a través de la aplicación de cargas onerosas. Estas cargas, según el sistema descrito, siempre recaen en los perdedores en las luchas biológico-sociales: los débiles de fuerzas corporales y espirituales, regulados por leyes o contratos socializados determinados por el sistema.

Como es de esperarse, los perdedores quedan obligados a pagar, es decir, a entregar sus esfuerzos a través de imposiciones monetarias o servicios transables.

Por tanto, es el músculo de los perdedores en la batalla por el predominio evolucionista quienes, en última instancia, asumen las cargas más onerosas de estos esfuerzos transables, en las múltiples y sofisticadas rutas de la dinámica social del sistema capitalista.

Es inevitable que estos esfuerzos se repartan siempre entre la obrería común de los niveles más bajos de la biología social. En este sistema de aprovechamientos, rentabilidades y equiparaciones evolutivas, se determina quién pagará finalmente los emolumentos sociales, económicos, morales y "espirituales", de cualquier reforma económica propuesta por el Estado, organizado según los arreglos legales del sistema.

Por ello, resulta inútil, casi tonto, intentar evitar que en nuestro sistema actual político dominicano, se eluda el inminente zarpazo de la propuesta Reforma Fiscal, hasta ahora postergada.

Nada podrá salvarnos de esta dura verdad social: el poder político dominante, vigente en este momento en nuestro país, se cierne con cara de maldad inevitable. Nada nos exime del comprometido peso que, anunciado o no mediáticamente, ya se está aplicando. Porque, en verdad, el sistema solo puede contar con el sudor y la sangre de la obrería dominicana y su par inevitable, la obrería haitiana. 

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