El sistema inteligente en el que se basan los efectos de la materia, leída e interpretada a partir de las capacidades desarrolladas por los sistemas humanos, resulta estarse reconociendo hoy, es decir, interpretándose mínimamente, como un descubrimiento. Este proceso se está desvelando ligeramente como un efecto procedimental que denominamos "inteligencia".
Ciertamente, ese mínimo poder de entender, desentrañar e interpretar los efectos de los distintos movimientos o fenómenos que dan lugar a los actos materiales, se ha estado organizando y desarrollando desde el esencialismo de la materia. En esta etapa presente, avanzamos en este conocimiento que nos permite un grado de interpretación que asimilamos como "inteligencia", aunque en realidad siempre ha sido y es solo una lectura de los efectos materiales que tienen lugar en el sistema universal.
Por el momento, este proceso es indefinido ante la interpretación alcanzada por el sistema neural humano, pero nunca ha dejado de existir como una propiedad material.
El gasto energético que nos lleva a reflexionar en torno a este tópico, vale la pena como ejecicio terapéutico, que, entre diletantes algo desgastados ya, mucho nos vale, como ocupación muscular, generador de estímulos capace de empujarnos a hacer circular las corrientes sanguíneas transportadoras de elementos tan vitales como el oxígeno y los subproductos de estas demandas obligadas por la bioquímica vital.
Lo cierto, ciertísimo es que cualquier sistema de interpretación por inteligente que resulte, por más avanzado que nos resulten sus maravillosos efectos , no pasan de ser interpretaciones o lecturas de esos efectos materiales concebibles como propiedades materiales. Inteligencia Artificial o Inteligencia Natural, resutan ser, por tanto, no más que capacidades de interpretación o lecturas de los efectos de la materia entendida chin a chin por la sapiencia hasta ahora alcanzada por la mente del hombre de hoy.
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