Sabia, contundente y vertebrada verdad es la contenida en las palabras que expresan la complacida admiración que conmueve los deseos de compartir mis penúltimas risas, alegrías, penas, avalanchas de placer, murmullos y jadeos no programados, entre sustos de vida y de muerte. Mientras el tiempo de los infinitos segundos de nuestra eternidad jurada ante Dios, por el Amor, sobrevive y se expande sobre el cosmos, esta comprometida y cerrada alegría nos sirve la idea de seguir juntos ilimitadamente.
Poesía y pasión, carne adobada con tiernos sarmientos de vid santificada por los dioses que siempre han acompañado y acompasado nuestras horas, caminos, arroyuelos, laderas, estancias y celebrados arenales bañados de lunas, estrellas y luciérnagas de tardes y noches de estancias sin fronteras. Ningún final nos espera, somos inmedibles, sin tiempos ni urgencias. Nuestras puertas seguirán abiertas a la felicidad sin límites que nos abraza sin determinaciones.
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