miércoles, 13 de noviembre de 2019

LOS RELATOS DEL SEÑOR CHUNG, EL CHINO AMIGO DE MI PADRE

Siendo niño llegue a conocer la Ciudad Capital y en ella, por fin, alcancé a conocer en persona, los comerciantes chinos que venden arroz con pollo, chofán y chopsuí. De ellos decían las cartillas de geografía humana que tienen la piel amarilla. Esto no pude confirmarlo como si pude confirmar que hablan con un sonido de varios pequeños cuescos de hojalata cuando resuenan al ser gopeados entre sí. También confirmé sus gestos mal reídos y sus ojos "achinados" como  medio cerrados.

Mi padre me presentó personalmente ante el Sr. Chung Quiang,  con el que había desarrollado algun grado de cercania, diligenciada desde el interés siempre presente en mi padre por conocer sobre distintas culturas, sobre todo de aquellas que según escuchaba, serían las más distintas con respecto de la nuestra.  Siempre que visitaba La Capital, mi padre pasaba a comer y saludar al Sr. Quiang en su establecimiento de comidas chinas.  Mi padre me contó que este era un chino muy educado, que conocía historias de la cultura china que solía compartir con mi padre.

Algunas de esas historias supuestamente bien conocidas por el Sr. Quiang, fueron relatos como que  los científicos chinos habrían desarrollado unos conocimientos muy precisos sobre procesos de selección genética, tanto siguiendo métodos naturales como procedimientos artifiales, tales como que a partir de la esperma masculina lograban seleccionar hasta el color de la piel antes de la fecundación, así como otras muy distintas caracteristicas como la inteligencia, las fortalezas guerreras, la fe en lo sobrenatural, las enfermedades y formaciones heredables, la obesidad, la lealtad conyugal, la lealtad tribal o familiar, la capacidad reproductiva, los rasgos fisicos, etc. 

Según sus historias, al paso de algunos años, pronto, cada chino nacido bajo los nuevos procesos de selección, sería alimentado con un mínimo de demanda de nutrientes, suficiente para sustentar todos sus demandas.imprescindibles, determinada y dirigida por su propio cerebro, preseleccionado siguiendo aquellos métodos,  unos estadísticos, otros bioquímicos, mediante la aplicación de marcadores bioquímicos.

Mi hermano  había iniciado ya sus estudios de agronomía en el Instituto Politécnico Loyola, altamente reputado y conducido por religiosos europeos , incuidos algunos alemanes en el que le hablaban de cosas parecidas, pero siempre con respecto a las plantas. Mi padre y él se entendían mucho mejor, luego yo le pregutaba a el y como le fuera posible me contaba que esas cosas no eran posible ponerlas en práctica en seres humanos. que no pasaban de ser fantasías futuristas, pecaminosas y prohibidas por La Iglesia. 

Bastó que me dijera lo de la prohibición a cuenta de la Iglesia, me dirigí a hablar con el párroco, el Padre Patricio, de la Iglesia en la que servía yo mismo como monaguillos,  me reprochó, habló con mi madre para que pusiera atención, mi hermano, quien ya no hacía de monaguillo pero mantenía un muy buel lazo de consideraciones frente al Padre Párroco, fue advertido y amenazado, a sabiendas de que podría estar poniendo en peligro su privilegiada beca en tan importante centro de Estudios. 

Mi propio padre fue convocado por el párroco para advertirle de esos preligrosos conocimientos, de los que jamás debía volver hablar delante de mi, pues se trataba todo de puro paganismo chino. Mi susto fue tal que solo hoy, por puro convencimiento cristiano, estoy seguro de que a nadie daño con estas fantásticas historias chinas, contadas por el Señor Chung, el chino amigo de mi padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario