jueves, 28 de noviembre de 2019

MIGRACIÓN PRODUCE, CONSUME Y PAGA LA PLUSVALÍA QUE GENERA CON SU PROPIA OBRERÍA .

La obrería esclavizada potencializa la generación de beneficios que a la vez son capitalizados y sobrecapitalizados cuando además El Estado se propone incentivar la misma producción de bienes y servicios mediante concesiones sobre obligaciones impositivas, tales como exoneraciones sobre obligaciones aduanales e impuestos sobre la renta así como la liberación de obligaciones sobre prestaciones obreras comprometidas con las leyes que rigen las obligaciones contractuales. Sin embargo, la dinámica que mueve la locomotora de la capitalización privada más efectiva, es la que parte de la relacion produccion-consumo que surge por la conversión del mismo conjunto obrero en los consumidores de la producción que a  su vez ha partido de sus propios esfurerzos.

Cuando esa relación alcanza a convertir la masa obrera en mercado de su propia producción, la potencialización de los beneficios alcanza a colocarse en la ruta de una curva parabólica ascendente, con características de irreversibilidad en el proceso de la hipercapitalización del proceso iniciado. Este processo, por lo general no puede ser controlado a menos que estalle un cambio de sistema, generalmente explosivo. trastornador del equilibrio dinámico de ese crecimiento macroeconómico. Ese ha sido el origen de las inmensas fortunas mundiales, como en su escala local, han sido los casos del reducido número de macroeconomías privadas en la República Dominicana. En este instante de la economía del Estado Dominicana, esta acusa un renaciente proceso de capitalización del sistema  productivo nacional, fundado en la mano de obra semiesclavizada que rinde la migración obrera procedente del vecino territorio  ocupado por la Nación Haitiana.

El consumo de los bienes producidos por la mano de obra servida por la migración obrera hace que el retorno de la inversion en servicios prestados por el Estado Dominicano a esa obrería de bajo costo, resulte insignificante con respecto al rendimiento que la ocupación de dicha mano de obra genera, como resultado de que el efecto final es el de que la plusvalía que genera la utilización de dicho recurso humano, estos terminan devolviéndolo al convertirse en consumidores de sus mismos productos y servicios, luego de dejar los beneficios propios del capital invertido en la producción.

Este hecho es el que aporta los exágerados números que a nivel mundial llaman la atención con respecto al creciminto constante del PBI nacional, sin que la estructura económica dominicana cuente con producciones de altos rendimientos económicos, como serían fabricación de armamentos, venta de tecnologías, grandes producciones de granos, transformaciones altamente ventajosas, etc... Locura sería, en estos momentos, pretender que la economía dominicana prescindiera de las ventajas que genera esa migración que rgala tantas ventajas a la producción nacional. Ese efecto no debería resultarle tan complicado de entender a nuestros pensadores intelectuales quienes bien harían con observar como ningún político ni economista serio se atreve a inventar un discurso contrario al de ese fenómeno cierto.

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