Paradigmas como del reconocimiento a valores humanos estimados por la selección material-natural, nos conducen a medirnos siguiendo paramientos o emparejamientos, dirigidos a escoger como sabores de la satisfacción que premia propiedades como la inteligencia y demás cualidades que tienden a la preservación material de la materia vital.
Derivaciones como las correspondientes a las luchas por las competencias económicas, signan esas necesidades vitales por la competición evolucionista. La lucha material por la suprmacía económica, no es más ni es menos que eso: manifestación de sobrevivir al manifiesto vital ordenado por la evolución biológica.
Esclavizarnos unos seres contra otros, es parte inevitable, aplicable a la lógica natural. La compensación determinada bajo formulas aparentemente divinas como las de principios como lo de la entropia Universal que crece, para justificar las compesaciones como los de los rudimentos de Torrticelli, están obligados a ajustar sus emparejamientos teóricos, un poco más tarde o más temprano.
Las contribuciones de miles de obreros concentrados en la construcción de las pirámides, así como todas las magnifiscencias históricas de Europa y demás obras continentales, que han sido los logros de esfuerzos esclavos de miles de años, son del mismo origen y calidades de los humanos esfuerzos sangrientos de cada piedra catedralicia puesta en las catedrales de Europa, el Taj Majal, el Coliseo Romano, lo mismo que son las acumulaciones afortunadas por las virtudes de la tecnología y demás sabidurías humanas.
Sin juicios sobre lo bueno y malo de las axiologías históricas, las acumulaciones de esfuerzos, concentradas y convertidas, transformadas en expresiones naturales de las transferencias naturales, constituyen el númen del capitalismo social, económico, intelectual y al parecer, ley de la biología natural.
No resta, sin embargo, reconocer que dentro de los límites sociales, morales y místicos de la decencia organizacional, el capitalismo social que se acumula en formas de la inteligencia natural, tiende a atravesar un proceso de convulsiones inevitables, insoslayables, como parte de la natural recomposición social, génica, naturalmente social.
Este trayecto de transformaciones inevitables, ha de pasar por el emparejamiento todas esas acumulaciones procedentes de esos saltos históricos, preceptuables como leyes de la naturaleza social humana y los procesos bio-antropológicos que los signan. Esas grandiosas acumlaciones de fuerzas socales, traducidas a la forma de esfuerzos de carnes humanas, cierto es que tendrán que cruzar el umbral de las transformaciones génicas, pero igualmente cierto es que ello ocurrirá siguiendo la lógica natural, social, humana.
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