El "ego" ("yo"), ...es una virtud cuasi teologal, en la que asienta el sistema biologicista para expresar, estimular, impulsar los valores que justificarían, -humanamente interpretados-, la existencia misma, los valores deseables, alcanzables, siendo sin más límites ni fronteras que la perfección divina. Constituye, por tanto, la inspiración por alcanzar los valores máximos de la virtud moral así como la material. Valores biológicos y espirituales (si fuera posible separarlos), han de ser imaginados como idealización divina. Es biológicamente imposible sobrevivir sin ese afán, estímulo o impulso natural que mueve ese gusanito del "yo", aun cuando conformamos equipos sinergéticos, siempre se impondrá como razón impulsora del evolucionismo biológico, ese signo invisible que ordena la existencia material, sabrá Dios, desde donde y bajo cuales razones. El limite es hasta la explosión de un nuevo Bosón de Higgs o Partícula Divina, si lo permitiera Dios.
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