La Guerra es la Guerra. Las luchas políticas desarrolladas en función de las competiciones en las que se procuran conquistas humanas por ejercer dominios divinizados sobre territorios, regiones, ideologías, derechos al poder conducir las ideas y pensamientos sobre otros, sobrevivir, eternizarse idealizado sobre esa meta de la divinización neurológicamente imaginada, etc. Así es la lucha que se desata en todos nuestros entornos cercanos, un po más lejano y todo lo lejano imaginable.
En nuestro país, hoy, como en todos los tiempos registrados en nuestra historia humana, desde antes de los referentes que nos atañen y tocan tan materialmente, como han sido los incidentes propios del desarrollo del historial de la Conquista o Encuentro de Continentes no bien reconocidos entre los europeos, las pugnas y las impugnaciones políticas han sido referentes continuos durante todos los momentos pasibles de registros documentados.
Hoy, un marullo más, otro tan folklórico como aquellos de los intercambios desarrollados entre indios españoles. Aquellos que culminaron con los apresamientos de líderes indígenas amarrados y llevados a España.
Los discursos del Padre Las Casas, las matanzas escenificadas por Nicolás de Ovando, Las Devastaciones de Osorio, los itercambios o trasapasos de autoridad negociado entre España y Francia, las iportaciones de obreros africanos, las revueltas de indios y esclavos, las guerras de independencia de "La Parte Occidental de la Iisla Hispaniola", luego declarada como Estado Libre de Haití, la Independencia Efímera, la ocupación de la parte Este del Estado de Haití Oriental, la "Separación e Independencia y De Los Pueblos de la la Parte Oriental de "La Isla Hispaniola", las guerras de "Restauración de la Independencia del Estado Dominicano", lo tiempo de la Montonera, los treinta años de los gobiernos dominados por Trujillo y por las intervenciones de los Estados Unidos de América, la Revuelta por la Reposición de la Constitución de Juan Bosch, el regreso de Joaquín Balaguer, etc...
Hoy, nos toca este nuevo marullo o barullo, tras el que la guerra encabezada por los confusos escándalos propios de las luchas guerreras, tiran al acido charco de las revueltas políticas, a todo el mundo mediático, empacado como hojas de tabaco convertidas en andullos, sin miramientos, sin discriminaciones ni miramientos. La Guerra es la Guerra. Casi treinta títulos contamos desde que iniciamos estas presuntuosas observaciones, así intituladas: "La Guerra es la Guerra".
Sin más ni más, no cuentan las aserciones morales, reglas piadosas, historias familiares, oraciones religiosas, convicciones espirituales, ideas misteriosas. Solo la biología neural y el diosismo confinado entre los intersticios bioquímico-electronicos de la materia interconectada como sistema biológico, será, quizás, capaz de desenrollar sus más profundas motivaciones, si acaso existieran, que muevan la materia que finalmente dispone los objetos de la guerra. "La Guerra es la Guerra". Nosotros, como los demás, so mos masa que alimentamos los objetos de "La Guerra". Ni buenos ni malos. Ni mejores ni peores.
La Guerra es La Guerra. Migrantes, Periodístas, Políticos, Trump, Putin, Maduro, Miley, Abinader, todos estos condestables, tanto como yo, alimentamos la voracidad natural de la Evolución Biológica que define, simplemente, que "La Guerra es la Guerra" y así lo determinan, cuando menos, hasta este momento los empeños de la Evolución Biológica y sus afanes humanos por la retroalimentación correctiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario