Si alcanzara yo a expresarme, aun fuera, minimamente, con las calidades de la semiología con la que sabe hacerlo el reconocido Maestro dominicano epistemología lingüistica científica, Odalís Pérez, en esta ocasión, intentara yo expresarme mediante un contundente " Odalisazo", para tratar de referirme como lo haría este citado científico de los estudios dedicados a la lengua castellana con el objeto de llamar la atención en cuanto al uso popular al que muchos comunicadores locales suelen hacer valer como superlativo del apelativo "ladrón", con tanta frecuencia elevado a la exageración superlativa "ladronazo", sobretodo, después que famosos comunicadores lo popularizaran tanto, hasta casi convertirlo más allá de un gosero insulto, a una forma de broma aplicable en cualquier caso, muchas veces, hasta como verbal ocasional .
Hoy en día, este sufijo aplicable como andamio que habría de sustentar una expresión de mayor insulto, se ha rebajado a casi una "gracia".
Ya los jueces y procuradores del Ministerio Público, apenas les ponen caso a las denuncias elevadas contra comunicadores, políticos, autoridades públicas, comerciantes, etc. Ahora, francamente, el "ladronazo", no pasa de ser un apelativo de campaña y caravaneo, aplicable a cualquier comunicador, policía de tránsito, juez de paz, congresista, concejal, etc., sin que medie nigún geto de sonrojo.
Han sido nuestros comunicadores profesionales convertidos en youtubers, presentadores radiofónicos, televisivos, programeros interactivos, etc., quienes, entre ellos mismos, se han tomado el "exareradazo" apelativo, tan de relajo que ya, francamente hablando vale más para construir bromas que para tratar de ofender.
De un ladronzuelo, ladroncito, ladrón hasta un ladronazo, medido a partir de los medios de comunicación populares, igual nos dá cuando se aplica a un reportero rural, un youtuber, un director de medios como a cualquier dignatario eclesiástico o nacionalmente presidenciable.
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