lunes, 17 de marzo de 2025

INCREENCIAS TAUTOLÓGICAS DEL ATEISMO DOMINICANO



El ateísmo filosófico de los más inspirados poetas criados, amamantados, alfabetizados y sometidos al peso "neuralizado" del sintetizador cerebral de la judeo-cristianización, quedan obligados, como, obviamente, bien les ocurrió al genial sociologista científico, Karl Marx, a expresarse como seres humanísticamente sentimentales, materialmente obedientes, como solo puede ser desde su fe puesta en la "bondad" de los sentimientos humanos determinados a cultivar la piedad, la preocupación por la vida de los demás, el enamoramiento que impulsa la reproducción biológica, el sentido de la vida trascendente con la visión puesta en la eternidad, el encumbramiento hacia la superación máxima, infinita, impulsa ese poderoso convencimiento que mueve a poner tanta fe en que el Universo cuenta con un obligado y necesario origen que asegura la emoción mental de que, para que exista, ha de contar con ese obligado origen, que, al decir de los razonamientos educados o establecidos entre los ateos cristianizados, suelen negarse a ponerle nombre (creo que suelen referirlo de manera indirecta como "la existencia").  Los cristianos ateistas, suelen  llamar, ese mismo origen como "Dios", otros les ponen un nombre traducido, según la lengua que les sea asignada en su formal educación, pero, sin dudas, nuestra más importante y atenta observación viene a referirse esa muestra de exposición defensiva, radical, con la que ese ateísmo dominicano reclama, defiende y pelea sus convicciones irrevocables sobre ese origen obligado aplicable a la naturaleza del Universo, que obvimente, coincide con el concepto judeo-cristiano de ese mismo origen conocido como "Creación", que, sin dudas, muestra como pesa, como obliga ese desarrollo emocional, al ateismo dominicano, percibirse así, tan igualmente, concebido, obligado a contar con ese origen, tan maternalmente sentido y aceptado, por cierto, a quienes conozco y que en estas pizarras reconozco, suelen ser cultivadores de unas práctica "ateístas" sociales, propias de monjes consagrados a la santidad cuasi-reliciosa. 

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