Cierto, ciertísimo es, que sobresalientes genios manifestados a través de las artes, las ciencias y otras excepcionales virtudes humanas, han sido afectados por crisis de cambios de comportamientos inesperados. Entre genios reconocidos históricamente por sus excepcionales sobresalencias, en muchos casos, las afecciones manifiestas trastocaron sus luces hasta el trastorno obsesivo.
El brillantísimo genio Wolfang Pauli, cuyo nombre honra el excepcional y fundamental "Principio de Exclusión de Pauli", uno de los cuatro pilares de la Teoría Cuántica, se obsesionó de tal forma ante la supuesta realidad predictiva de sus sueños, que, el famoso investigador, psicólogo fundamental, reconocido mundialmente, Carl Gustav Jung, le dedicó de forma extraordinaria tiempo y esfuerzo a indagar sobre sus supuestas capacidades virtuosas, fundando teorías que aun se conservan como asuntos de discusión en cualquier academia del mundo.
Linus Pauling, sin dudas, un ejemplar genio, Ingeniero Químico, Biólogo Bioquímico, Humanista, Filósofo, Físico-cuántico, galardonado dos veces como premio nobel (uno por sus estudios sobre los enlaces químicos y otro como Premio nóbel de la Paz), murió obsesionado, dedicado a tratar de probar las extraordinarias virtudes biológicas de la Vitamina C. como un caso de maravillosa solución para la estabilización bioquímica de casi todos los órganos vitales.
Tristemente, los fundamentos de sus teorías, terminaron en más que una obsesión. Nicola Tesla, genio inventor, teórico casi incomparable en la historia de las propiedades del flujo eléctrico, terminó obsesionado, consumido en sus afanes de investigador exitoso, casi milagroso en sus éxitos, convencido de poder alcanzar soluciones médicas mediante rayos únicos, capaces de unos poderes sanadores únicos.
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