LA JUSTICIA, conceptualmente, consiste en una convención, arreglo, acuerdo o contrato social humanizado como inteligencia o razonamiento que cumple una función lógica, concebida a través de la evolución biológica por cuanto tiende a beneficiar la preservación material del arreglo que sustenta la existencia, su mejoramiento continuo, preservación y perfeccionamiento como proyecto del idealismo que promueve la vida. Cada paso, cada acto, cada medida entendida y extendida dentro del marco de La Justicia, tiende a procurar ese idealismo antropogénico. Es así como la preservación de la vida, su perfeccionmiento, su idealización está en el centro del concepto de Justicia.
Los mil argumentos que son promovidos por el hombre como justicia social, por ejemplo, la alimentación masiva, la exterminación de razas, la selección de patrones de perfección, etc., todos obedecen idefectiblemente, a esos proósitos primerísimos, decididos como prioridad en la lucha por la sobreviencia, el perfeccionamiento y la eternización de la vida, a través del conjunto indescifrable de argumentos parciales que como tendencia general promueven las acciones generales sobre la justificación o judicialización humana.
Siempre habremos de apreciar miles de rutas concebibles dentro de esa red neuronal infinita y creciente, capaces de relacionar y reclamar justificación de los actos humanos. Aquellos filósofos idealistas, Vs. aquellos epicúreos de pretendidos racionalismos, bien pudieron justificar siempre, con galantes argumentos, tanto divinos como naturalmente limitados al materialismo más rampante, todos terminaron lavando sus razones en las aguas de alguna forma de justificación o Justicia.
Las batallas justas, las batallas argumentadas como valor humano, tanto como valor divinal, las "justas" arengas contra los campesinos judíos alentadas por Martín Lutero, que provocaron cientos de miles de despóticos exterminios, las Cruzadas Cristianas, contra las herejías, los asesinatos encabezados por Herodes, los sacrificios de hijos primogénitos contra los egipcios, el exterminio ordenado por Moisés, las limpiezas étnicas contra los eslavos, contra los judíos, contra los palestinos, contra los moros, las persecuciones contra los "infieles" no islámicos, son ejemplos, históricos de Justicia concebidas siguiendo los raionalismos obedientes a la Justicia convencional, arreglada como parte de ese batallar continuo, generador de esos enredos neuronales que conforman la inteligencia del racionalismo humano.
Como extracto social, filosófico, humano, nos queda que todas las guerras, humanas (de paso, todas las luchas por la supervivencia biológica), cumplen un cometido racionalista como parte de ese acuerdo, convención, arreglo y explicación ajustada "a lo justo" de lo humano y sus redes neuronales, su inteligencia y sus procesos evolucionistas dispuesto sin fallos por la Perfecta y Unica Razón Divina, sin fallos ni errores a vista humana.
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