viernes, 10 de julio de 2020

LO UNO Y LO OTRO: FREDDY LARA VS. PROF. PLACENCIA

Lo uno y lo otro confluyen sin inflexión para seguir la misma línea de crítica a la inferioridad mental y emocional de los conjuntos masivos que son dominados y modelados al antojo poderoso de las oligo-jerarquías que lideran las masificaciones. Cierto, ciertísimo es, que el Universo material, tal como lo conocemos o interpretamos, no titubea al expresarse mediante la definición de centros de gravedad alrededor de los cuales gira la materia más abundante. Desde nuestro Inmenso Dios, hasta la más elemental expresión de la materia, esas centrales energéticas quedan absolutamente bien definidas. La sociedad humana no está exenta, ni por asomo, de esta regla Divina que potencia sentidamente el proceso de evolución biológico y social de todos los seres vivientes. En el caso particular de la raza humana, no cabe dudas de que se potencian, mediante las competencias sociales, los valores que tienden a definir las metas divinales, las fortalezas físicas y mentales. Esas  definidas y motivadas competencias, exaltadas como valores fundamentales de nuestra sociedad humana, nos conducen a luchar por esos liderazgos generadores de poder y posicionamiento social, siguiendo el mandato de alcanzar a ocupar el Cetro Divino, motivación máxima que justifica nuestras luchas y esfuerzos, biológica, social y espiritualmente.  La alegoría escenificada en el inteligente relato de los cerdos, ha sido expresado desde tiempos no registrados por muchísimos pensadores de todas las geografias. En la versión de Eric Arthur Blair (La Rebelión de la Granja), una obvia, dura y ruda crítica al Socialismo, este arrepentido social, expresa sus frustraciones sobre el pensamiento ideológico que ya abandonaba y lo embate como han hecho tanto el alumno como el nuestro amado profesor. Ambos, como también ocurrió con Don Miguel de Unamuno, apuntan a caer en revueltas y desavenencias íntimas con sus propios pensamientos, expresan sus mutuas convicciones de que las masas son así adocenadas, burladas, engañadas y sacrificadas. Sin embargo es obvio que el alumno pone fe en la reivindicación final que habría de generarse desde la inteligencia colectiva de las mismas masas, cuyas esperanzas y metas suelen ser, sin embargo, frustradas una y otra vez, cuya obviedad, en el caso propio dominicano, es, por naturaleza del proceso del que surge la nueva dirección de El Estado, una obligada continuación. Se avecina un crecimiento económico idiscutible, siempre a costas de un proporcional crecimiento de la distancia entre la piara represada, multiplicada en su densidad y productividad, pero reducida en su capacidad de escapar de su corral.





Molesto y siempre asincrónico|
Reculado o al revés
Trato de no ser soez
Cuando me tercio asinfónico
Con mi tambor, ronco, biónico

De atrás pa´lante mis letras
Mal digeribles, tan pétreas
Son de mi escaso intelecto
Malmente ser Dios perfecto
No alcanzo para otras tretas.






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