El planeta Tierra tiende a convertirse en materia cada vez menos reactiva, más pasiva, más quieta, en la medida en que sus equilibrios químicos se hacen más patentes, más obvios, según las convenciones establecidas y, consecuentemente, calculadas. La fisicoquímica y las matemáticas pueden ayudar a elaborar respuestas creíbles, convincentes, materialmente elegantes, pero incapaces de explicar más allá de las teorías explicativas, donde abrevan los místicos y devotos creyentes que oran sinceramente, convencidos de sus verdades y teorías que —según pretendemos sentar— siguen sin explicación visible. Cada ser material, inorgánico u orgánico —que, según entendemos, igualmente interpreta la materia— es esta misma una sola. El planeta Tierra es tierra, barro, y en barro nos convertiremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario