Lucas Cristiano conminó sus hermanos pastores a dedicarse a estudiar el contenido de La Biblia, con atención racionalista. Sus pretendidos conocimientos sobre una de las disciplinas de moda en los entornos académicos, era el nombrado "Materialismo Histórico", sobre el que el joven Lucas Cristiano, pretendía contar entre los dominios de sus precoces conocimientos. Entre las conversaciones sustentadas junto a sus hermanos, insistió siempre en convencerlos de que las historias del Antiguo Testamento consingnadas en los libros bíblicos pre-cristianos, arrastraban muchas figuraciones literarias saturadas de fantasías milagrosas.
Así que los compelía a desechar todo aquello y a cambio concentrarse en las calidades humanas de la moral extraíble de las predicaciones y enseñanzas atribuidas al Jesús, hijo de María. Sus hermanos terminaron convencidos de sus reflexiones y de las sabidurías de sus recomendaciones. Decidieron reconvertir su fe y se lanzaron en nueva jornada a desarrollar la congregación Hijos de Jesús de Galilea. Tras la nueva concepción religiosa, dejaron de nombrarse cristianos y pasaron a recomendar el gentilicio de "Jesuanos".
Los jesuanos rechazaron la divinidad de Jesús, lo concibieron y defendieron sus calidades humanas. Denunciaron los milagros como hechos fantásticos, fuera de la realidad atribuidos erróneamente a la vida de Jesús, por falsificadores evangélicos. Negaron la existencia de los demonios y sus infiernos. Abogaron por la vigencia de los diez mandamientos inscritos en las tablas mosaicas. Fundaron así una nueva fe. Tomaron como referencias morales los contenidos de las palabras atribuidas directamente al mismo Jesús, extraídas de los libros consignados como Nuevo Testamento.
Fueron especialmente establecidos lo principios del perdón, siempre, la salvación universal, el amor al prójimo como a uno mismo, el amor a Dios sobre todo el mundo y todas sus cosas, el respeto, honra y obediencia a los padres, el respeto a la memoria de los difuntos, la eternidad del mundo, el respeto sin limites a la vida de todos los congéneres, el respeto a los signos de Dios, la imitación a las buenas obras de caridad, la misericordia sin límites, la obligación de cuidar los mayores, la formación y defensa de los niños, el pecado absoluto de probar sangre cruda de ningún ser viviente, un ayuno semanal obligado dedicado a la purificación del cuerpo, el respeto absoluto a lo bienes ajenos, los almuerzos compartidos con sus vecinos, prohibición absoluta del incesto familiar, laborar en la producción común de los alimentos.
Tras la decición tomada, se trasladaron a una comunidad rural ubicada en una de las provincias dominicanas próxima a la frontera, de las conocidas como "batey", generalmente diferenciadas por número, este era el Batey 7, claificados así por la empresa gubernamental dedicada a fomentar el cultivo de la Caña de Azúcar.
Pronto la comunidad comenzó a crecer al ser servida por la misma mano de obra de la feligresía, que colaboraba de modo espontáneo en el fomento de granjas para la cría de cerdos, gallinas, chivos, burros, ovejas, siembras de aguacates, mangos, maní, sorgo, maíz, hortalizas, habichuelas, etc...prácticamente todo lo necesario para la supervivencia de la comunidad. Fueron establecidos consultorios médicos de atenciones primarias. Las colaboraciones comunitarias fueron expandiéndose.
La dirección de la comunidad así conformada, seguía rituales locales propios de la cultura ancestral, establecidos y modificados siguiendo nuevos patrones como los de matrimonios formalizados bajo la bendición y consejería de los nuevos pastores jesuanos. Fueron construidas edificaciones escolares, siempre a manos de la feligresía local. La Comunidad Jesuana sigue siendo hoy conducida por una tríada de seguidores herederos de los pastores que fueron los hermanos de Lucas Cristiano.
Este se mantuvo siempre como beneficiario contratista de todos los trabajos adminstrativos de talleres de albañilerías, carpintería, ebanistería, pinturas, negocios agrícolas y pecuarios, construcciones, lo cual lo llevaría a convertirse en un auténtico y cómodo servidor beneficiado, además de un decidido guardián, contradictor permanente de todo cuanto le pareció lo que el llamaba comportamiento desviado, especialmente las menciones de milagros y las recaudaciones que no fueran fruto de los beneficios rendidos por la producción de los bienes desarrollados.
Lucas Cristiano llegó a ser un bien acomodado y portentoso asesor, sustentador y benefactor de la Fe y su poderosa Congregación Jesuana, libre esta de milagros, resurrección, eucaristía ni divinidad jesuana. El Jesuanismo sigue expandiéndose sin ruidos, propagandas ni fanfarrias, discreción que cuidan estratégicamente sobre todo por temor a las agresiones del fanatismo confesional de otras múltiples denominaciones.