Lucas Cristiano fomentó la cultura del respeto a la sabiduría de los hombres y mujeres mayores, comenzando por el respeto sagrado a la salud, la vida y la sabiduría de los padres.
Al respecto la doctrina obliga a los hijos a expresar su pedido de bendición en nombre de Dios al momento de saludar, a los padres y mayores de las familias como gesto de reconocimiento a la autoridad concedida desde Dios a los padres para que procrearan los hijos.
Así mismo se han de expresar en sus ruegos a Dios por cuidar la salud, sabiduría y vida de sus padres siempre que inician sus oraciones y plegarias al Creador. Lo mismo ha de hacerse mediante menciones siempre al entonar canciones de alabanzas y aagradecimientos que deberán servir de animación en todas las ceremonias, cultos y celebraciones llevadas a cabo en La Comunidad.
Así, la ancianidad ha de ser signo de respeto, reconocimiento, atención y cuidado sacramental sobre su salud física, emocional y mental. La Congregación Jesuana, patrocina todos los gastos de salud de la comunidad, lo mismo vale para el cuidado como obligación sagrada con respecto a cada anciano que forme parte de la familia en La Congregación.
Al pasar los años Lucas Cristiano, logró que cada una de las Señoras con las que alguna vez estuvo matrimoniado, fueran incorporándose a la Comunidad Jesuana de modo que paso a paso fue incorporando a cada uno de sus catorce hijos, a la conducción de La Congregación, junto a sus hermanos quienes en verdad eran quienes leían y prdicaban las guías doctrinarias que el mimso Lucas Cristiano concebía, redactaba y hacía editar.
Este solía tomarse por lo menos un par de semanas fuera de la comunidad, cada vez que salía para La Ciudad, entonces volvía siempre con un nuevo texto doctrinario o disciplinario con respecto a La Congregación. Era voz baja de pueblo que Lucas Cristiano aprovechaba esas desaparecidas laborales, para hacer visitas a varias de sus anteriores conocidas amigas y relacionadas, residentes en la Ciudad Capital de las que nunca se distanciaba demasiado..
Al respecto la doctrina obliga a los hijos a expresar su pedido de bendición en nombre de Dios al momento de saludar, a los padres y mayores de las familias como gesto de reconocimiento a la autoridad concedida desde Dios a los padres para que procrearan los hijos.
Así mismo se han de expresar en sus ruegos a Dios por cuidar la salud, sabiduría y vida de sus padres siempre que inician sus oraciones y plegarias al Creador. Lo mismo ha de hacerse mediante menciones siempre al entonar canciones de alabanzas y aagradecimientos que deberán servir de animación en todas las ceremonias, cultos y celebraciones llevadas a cabo en La Comunidad.
Así, la ancianidad ha de ser signo de respeto, reconocimiento, atención y cuidado sacramental sobre su salud física, emocional y mental. La Congregación Jesuana, patrocina todos los gastos de salud de la comunidad, lo mismo vale para el cuidado como obligación sagrada con respecto a cada anciano que forme parte de la familia en La Congregación.
Al pasar los años Lucas Cristiano, logró que cada una de las Señoras con las que alguna vez estuvo matrimoniado, fueran incorporándose a la Comunidad Jesuana de modo que paso a paso fue incorporando a cada uno de sus catorce hijos, a la conducción de La Congregación, junto a sus hermanos quienes en verdad eran quienes leían y prdicaban las guías doctrinarias que el mimso Lucas Cristiano concebía, redactaba y hacía editar.
Este solía tomarse por lo menos un par de semanas fuera de la comunidad, cada vez que salía para La Ciudad, entonces volvía siempre con un nuevo texto doctrinario o disciplinario con respecto a La Congregación. Era voz baja de pueblo que Lucas Cristiano aprovechaba esas desaparecidas laborales, para hacer visitas a varias de sus anteriores conocidas amigas y relacionadas, residentes en la Ciudad Capital de las que nunca se distanciaba demasiado..
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